Antes De La Guerra
¿Por donde empezar a contar la historia de mi vida, antes de que
sea interrumpida de manera cruel y abrupta, al mandarme a la cámara de
desintegración? Tendré que empezar, forzosamente, por el recuerdo más antiguo.
Barbaos, era un pueblo bonito y pequeño, con sus calles bien trazadas y jardines
en lugar de camellones. La gente era tranquila y afable.
Los niños solíamos jugar (cuando yo también era un niño) en un
pequeño terreno baldío que tenía un árbol de capulín muy frondoso y grande.
Ahí fue donde conocí Claudia, Claudia Deschamps, de quien me
enamore de inmediato. Su cabello castaño con vetas rojizas, me encantaba cuando
corría y se agitaba con el viento, su cara afilada y blanca como la mañana, sus
ojos, no había ojos más azules y bonitos en todo el mundo, ni siquiera el mar
era tan azul y tan bonito, o melancólico, como sus ojos. Su sonrisa que podía
ablandar hasta al adulto mas obstinado y duro. De ahí que siempre la mandáramos
a ella a pedir disculpas cuando rompíamos un vidrio o alguna planta o, en
general, hacíamos algún desbarajuste.
Tendríamos alrededor de 10 años cuando nos enamoramos, nos veíamos
a solas en un parque que se encontraba cerca de la avenida central, nos
recostábamos en el pasto mirando el cielo y jugando a adivinar que es lo que
veía el otro en las nubes, que si un cerdo, que si diamantes, que si tu cara.
Nos besábamos y yo la veía a los ojos, sumergido en esa profundidad azul, y le
decía "De grande te voy a llevar a un lugar donde todo sea bonito como tu, y
donde tus padres no nos puedan separar" y ella sonreía y me miraba con un amor
que me hacia desviar la mirada de ella y entonces me decía "Si, nos casaremos" y
me tomaba de la mano.
Y es que desde entonces sus padres me odiaban, no se que
encontraban de desagradable en mi, decían que era no solo una mala influencia
para ella si no para la humanidad. Supongo que por m educación laica, cosa rara
en esos y estos tiempos, y también por que ellos eran parte de una de las sectas
o credos más obstinados y conservadores. Eran Neo Cristeros, así se llamaba la
secta, o religión (aunque esa palabra ya no se usaba en nuestra época) y
esperaban la llegada de Cristo, la reencarnación del hijo de Dios, lo cual
usaban de pretexto, como en el pasado lejano, para prohibir todo lo que sus
conciencias no podían tolerar.
Recuerdo el día en que Claudia me presento ante su familia, fuimos
a su casa como a la 4 de la tarde, a la hora de la comida y entramos. Su padre
atendió a la puerta y se me quedo viendo de la manera más horrible (incluso más
que la tortura de la guerra y después de esta) que hubiera yo visto o podido
imaginar. Claudia dijo, muy segura de si misma y con valentía "Este es mi novio
Fernando y viene a comer" esto último lo dijo como sentencia mas que como
petición y entro. Su padre no tuvo otra opción que estrecharme la mano, de mala
manera, e invitarme a pasar. Al sentarnos a la mesa el ambiente paso de ser
hostil a hostilísimo, pues su madre al verme vestido con esas ropas tan
características de mi pubertad, que consistían en un pantalón de mezclilla y una
camisa de manga larga, hecha de lana a cuadros, casi se infarto pues no solo era
ropa de mediados de los 90', si no que además casi casi decía soy un Neo
Rebelde.
Los Neo Rebeldes eran, a pesar de estar en el año 2076, todas
aquellas personas que eran prejuzgadas, en su mayoría jóvenes, ya que vestían de
manera singular, al igual que los rebeldes de épocas pasadas, solo que en
nuestra época no eran violentos, ahí radicaba su diferencia con los Neo
Vándalos, quiénes se vestían de manera escandalosa y destruían todo, con o sin
razón.
A la única a la que se podía decir que le agrade fue a su hermana
Laura quien me extendió una sonrisa y me dio un sincero "Hola" y quien también,
según capto mi aguzado sentido del oído, dijo a su hermana con una sonrisa
dibujada en sus labios "Que guapo es" lo que no solo subió mi autoestima, si no
que dio lugar a un pequeño y muy discreto pisotón en el pie de Laura. Durante la
sopa, se comió en silencio y casi en paz, pues las miradas constantes y
amenazadoras de los padres de Claudia, no dejaban lugar a la paz.
Cuando la madre de Claudia, Doña Cecilia, nos hubo servido el
plato fuerte, que consistía de vegetales asados (ya que la sociedad era
vegetariana en su mayoría) y una salsa exquisita junto con unas hogazas de pan,
su padre quien lamentablemente se llamaba igual que yo solo que agregando el
respetuoso Don antes, me hizo la incisiva pregunta de "¿Así que eres un Neo
Rebelde eh?" y lo primero que vino a mi mente fue "Y usted un Neo cristero, que
es peor" a lo cual remataría con una sonrisa vil y provocadora, pero tuve tiempo
de pensarlo mejor y sabiendo que esto podía romper mi corazón, y sobre todo,
cualquier relación con Claudia dije "No precisamente Don Fernando, simplemente
concuerdo con ellos en que cada cual tiene una propia personalidad y tienen,
también, el derecho a expresarla en su vestimenta" no se si esto le hirió mas
que lo que había pensado decir unos momentos antes, pues su cara se torno casi
roja, llena de enojo que trato de disimular, era como si fuera esa precisamente
la respuesta que habría esperado de un Neo Rebelde.
Yo sabia que no era así, mas tal vez lo implícito muy al fondo de
esto era lo siguiente, un Neo rebelde común era un borrego (arcaísmo que se
seguía usando) y sus respuestas a preguntas tales como las de Don Fernando eran
"si y a mucha honra" o "si y no es de su incumbencia" o por ultimo "si, pero
usted es peor", que era la menos inocua o estupida. Por lo cual al expresar mi
sentimiento sincero, como fue, acerca de mi posición su cerebro y todo él
estallo, pues que peor que un "verdadero" Neo Rebelde, alguien que no adoptaba
poses estupidas si no que adoptaba una posición crítica y la seguía hasta la
tumba. A ellos debemos de temer, supuse que fue el pensamiento que paso por la
mente de mi futuro suegro.
Después de esa vez, volví poco apoco a dejar de ir a casa de
Claudia, hasta que se volvió en nunca, aunque nos seguíamos viendo, en la
escuela, en los parques, en el "Capulín Solitario" y en general en cualquier
lugar donde pudiéramos estar juntos. Los años pasaron y su padre seguía sin
hablarme, excepto cuando lo saludaba, notablemente, en la calle, pues no podía
ser un Neo Cristero "correcto" si era mal educado ante las demás personas. Su
madre solo me saludaba pero evitaba cualquier otro tipo de contacto conmigo. Y
su hermana siempre quería hablar conmigo, y yo también pues era muy inteligente
y sensible, pero esto también lo sesgaban sus "adorables" padres.
Así pasó ese verano y eso otoño y ese invierno, pasaron algunos
años y nuestro amor, al contrario de otros, crecía. Cumplí 15 primaveras y era
hora de elegir que es lo que iba a ser de mi futuro. Era momento de elegir
carrera y empezar estudios preparatorios, al igual que todos los jóvenes de mi
edad, incluyendo a mi amada Claudia. Una noche, sentados en mi sala, platicamos
acerca de nuestro futuro juntos, y analizamos opciones, pues teníamos que
contemplar tanto qué carrera quería cada uno como en donde se impartía tal
carrera, ya que en Barbaos no había tal tipo de educación.
Analizamos la posibilidad de ir a la capital, México, como todos
le decíamos. Que era donde había todas las carreras, lo único en contra era el
nivel de aspirantes que tenia, lo cual lo volvía sumo difícil, pero no nos
desalentamos. Acordamos estudiar juntos de ahora en adelante. Me levante a
preparar un té y cuando regresé, mi madre estaba bajando las escaleras y dijo
"Voy a regresar algo tarde hijo, así que no me esperes despierto" y sorprendido
dije "Si madre, pero ¿a donde vas?" no debí preguntar eso, por dos razones, la
mas elemental, por que ya lo sabia, solo que en eso momento lo olvide, y la
segunda por que mi madre, Angélica, se soltó en llanto. "Como es posible" y "Que
ya no te acuerdas" eran algunas de las palabras que salieron de mi madre, o
mejor dicho que se podían entender, esa noche mientras lloraba. No podía creer
que su hijo hubiera olvidado la muerte de su padre, el héroe vanguardista.
No les que lo hubiera olvidado, ¿cómo olvidar a un icono de la
lucha por el bien de las naciones, empezando por la nuestra, un héroe que lucho
por sus ideales y murió por ellos, a manos del gobierno, pero sobretodo una gran
persona que a pesar de estar envuelto en una guerra de guerrillas, tenia tiempo
para llevar a su hijo a ver el béisbol y el fútbol? Y ¿Cómo olvidar que fue por
su hijo que lo agarraron, precisamente durante un partido de béisbol?
No lo olvidaba, era simplemente que en ese momento se me había
olvidado que hoy era la conmemoración de su trágica ejecución. Tras consolarla,
más Claudia que yo, mi madre partió al cementerio lo que nos dejo la casa para
los dos. Y lo cual dio pauta para que hiciéramos lo que dos jóvenes de 15 años,
que se amaban profundamente, harían en una casa completamente para los dos,
hacerse uno solo.