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De cada comportamiento, de
cada personalidad es posible sacar un perfil psicológico, al que aludí al
principio, muy subjetivo dependiendo de las necesidades de cada autor. La
policía judicial utiliza una lista de perfiles psicológicos para orientarse en
la búsqueda de posibles criminales. Aunque no indica que un determinado
comportamiento o un aspecto físico necesariamente tenga que encajar o actuar
como lo que se va buscando en realidad. Y ese fue uno de los problemas a los que
se enfrentó F.J. Gall cuando fundó la frenología, movimiento científico basado
en la creencia de que importantes rasgos del carácter pueden ser descubiertos a
partir del estudio de las protuberancias del cráneo. Según él lo psíquico es una
función de lo físico y depende de lo físico y a la inversa. Habla en sí de unas
relaciones funcionales entre cuerpo y alma o de actividades
corpóreas-espirituales. Sus contemporáneos consideraban insostenible la teoría
de Gall. Yo particularmente describo una serie de características de formas de
ser del ser humano, extraídas a base de numerosos estudios realizados a cerca de
los perfiles psicológicos. La denominación es subjetiva, y cabe en cada nombre
un sin fin de sinónimos en los que cualquiera se puede sentir identificado de
alguna u otra forma. En primer lugar aparece el tipo activo, un ser con voluntad de ser,
valiente, regido por principios y valores, impulsivo, impaciente y muy agresivo.
Se esfuerza por ser fuerte. No es un ser libre. Su pensamiento es cerrado e
idealista. En segundo lugar está el extremista, que es el que quiere ver más
allá, quiere comprobar y verificar el alma a través del vacío generado por el
error del cuerpo. Convierte la injusticia en una justa réplica. Es un mal
perdedor. Su mayor enemigo es él mismo. En tercer lugar aparece el simple, a quien le cuesta reconocer y
admitir sus propios errores. Lucha por encontrar el equilibrio y la paz.
Desconoce los términos medios, explosionando cuando menos lo espera. Su
pensamiento es puro y sus ideales son altruistas. Su comportamiento roza con
frecuencia la excentricidad y el ridículo. Se plantea la vida solo entendida por
él. Es un personaje muy solitario, cuestionándose constantemente el porqué de su
existencia. Su sentimiento es apasionado, tímido y bondadoso. Es sensitivo,
observador, detallista y muy crítico. A su vez es inseguro. En cuarto lugar está
el nostálgico, ser con voluntad por
ser. Se basa en la creatividad y seguridad en el conocimiento del medio. Es
complejo y piensa divergente. Es atípico, oportunista. Su sabiduría es el
silencio. En quinto lugar está el cínico que destaca por su especial
habilidad en poner en evidencia las torpezas y debilidades ajenas encubriendo
las propias. Su pensamiento también es cerrado. Es muy independiente. Pretende
conseguir por la fuerza aquello que le ha de llegar de manera natural. Su alma
está en constante búsqueda, y al no encontrar la paz, estalla en continuas
guerras. Es orgulloso, egoísta, ambicioso y va a lo suyo. En sexto lugar está el
pasivo, estático, inseguro. Se siente
con recelo y desconfianza. Piensa analítico y creativamente. Es contradictorio.
En séptimo lugar aparece el reservado
el cual consigue que las distintas líneas de acción, pensamiento y sentimiento,
confluyan, y en ese punto de confluencia surja la verdad, la solución y la única
acción válida. Es original, impasible, distante, incierto pero seguro. Su
pensamiento es objetivo, sintético y resolutivo. En octavo lugar está el llano, que es creativo, ingenioso,
elegante, natural, con un pensamiento abierto, ordenado, espontáneo. Va delante
de sus oponentes. Está en constante evolución consigo mismo. En noveno lugar
aparece el común, que es aquél que
sabe que es. Es completo. Conoce cuanto le rodea. No busca porque ya tiene.
Posee gran capacidad de síntesis. No entiende de rigidez sino de adaptación. Su
pensamiento es simple y creativo. Posee gran inteligencia motriz. En décimo
lugar está el variable que hace
sentir afectos a los demás, transmite sensaciones. En él, la idealización y la
identificación aparecen como mecanismos defensivos. En décimo primer lugar
aparece el demostrativo, persona que
por su modo de expresarse puede resultar dramático porque nunca deja indiferente
a su interlocutor. Es muy alegre. Utiliza la represión y la negación como
mecanismo de defensa. En décimo segundo lugar aparece el lógico, narrativo, ordenado. Le
cuesta expresar sus sentimientos y emociones. Exige mucha atención de su oyente
pero dice poco. Los mecanismos de defensa que tiene son el desplazamiento, la
disociación y la intelectualización. En décimo tercer lugar esta el atemorizado, el huidizo, el dramático
que crea incógnitas y busca suspenso. Su modo de hablar suele ser confuso.
Utiliza mucho la represión en su forma de ser. En décimo cuarto lugar está el reflexivo, observador y a la vez pasivo.
Busca incógnitas a su existencia. Es muy razonador, pero crea curiosidad acerca
de su persona. Recurre al desplazamiento para controlar su angustia. Por último
en décimo quinto lugar aparece el iniciativo, persona con estilo épico
porque sus palabras se convierten en acto. Utiliza como mecanismos de defensa la
proyección y la disociación.
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