-¿Se sienten mal? Es porque somos pobres y no tenemos para comer, pero no
porque ese lugar no sea nuestro. Allá donde nací tampoco era nuestro y yo aunque
era chico, nunca vi a nadie mal por eso.
-¿Dónde es eso?
-Lejos, arriba. En otros países.
-¿Quiere un poco de gaseosa? -Estiró su mano hacia mí.
-Pero es tuya, ¿porque me la das?
-¡Vamos che!... Si tenés sed toma y listo. Cortála con eso de "de quién
es".
La ultima estación en mi vía crucis cotidiano, era la oficina.
Según el Dante, el ultimo nivel de mi infierno.
-Siéntese por favor Pollca, ¿Ariel, no? Tengo algunas novedades para
usted.
Y quién le dijo al inoperante del director, que yo quería justo hoy
escuchar iniciativas o proyectos.
-Usted se preguntará cuáles son mis planteos. Se los
diré.
Es cierto, aunque le diga que no los quiero escuchar me los dirá igual,
así que a serenarse y escuchar.
-Su trabajo esta cayendo en una especie de rutina. Usted es joven y
merece involucrarse en ciertos riesgos. Sin riesgo no hay progreso, hay que ir
para adelante. La gran ciudad no produce historias originales. Recibí novedades.
En un lugar lejos de aquí, un lugar incierto en la frontera entre Perú y
Bolivia, sucedieron una serie de casos extraños y enigmáticos, que valen la pena
investigarlos.
-¿Por qué serían interesantes? - pregunté tratando de parecer atraído por
la historia.
-En principio hubo noticias de un crimen violento. Un alcalde que fue
linchado por todo un pueblo. Por corrupto. ¿Usted puede entenderlo, en nuestros
días? A pesar de que este hecho fue notorio e inocultable, por más de que se
trate de una población perdida en el espacio y el tiempo, no deja de ser extraño
que todos los habitantes, hayan decidido mantener firmemente el secreto. El
silencio por esos pagos es cosa que esta entre la realidad y la
magia.
-Imagino lo fácil que será para un medio de una gran metrópoli, sobornar
y tentar a una pobre gente para que rompa ese pacto.
-Sin embargo no es así y lo más extraño es justamente la imposibilidad de
romper este silencio, teniendo en cuenta que gente normal, usted o yo,
hubiéramos cedido ante las tentaciones de los medios de difusión. ¡Imagine
ellos!
En fin, como sea, no son los únicos hechos sucedidos. Este en realidad es
el más natural, digamos. También hay otras versiones e historias, pero eso es
trabajo suyo. En una semana deberá estar en
zona, para empezar a enviarme las primeras novedades. Quiero ganarle a la
competencia y estamos atrasados.
-¿Qué otras alternativas tengo?
-Le tengo que ser franco, lo enviaría al pronóstico ¿Y ahí se termina
todo no?
-Supongo que para un meteorólogo no, es su vocación, pero para mí sí,
realmente.
Para
hacerlo más dramático, con la vocación y el traste preparados para semejante
travesía, decidí viajar en tren. Era una buena forma de aprender. Cuando llegara
al lugar, habrá pasado tanto tiempo, que ya seria otra persona.