6 de febrero. De Puquios al Pajonal, seis leguas. Ascendimos al valle y necesitamos casi dos horas para alcanzar la altura del paso, que calculé en unos 4.000 metros, o sea tan elevado como la cumbre del Sclireckhorri. En las alturas, la flora era completamente distinta: numerosas matas dispersas de una hierba de hojas finas, Stipa frigida, Fabiana bryoides, Mulinum crassifolium, llamada sucurco, una Synanterea de hojas dentadas y aplanadas, Polyclados cupressinus, Senecio eremophilus, una sida de enormes raíces, que forma una tupida mata semiesférica, llamada nostaza, una nueva especie de la familia de las portuliceas con ramas parecidas al musgo, la Stichophyllum bryoides mihi. El paso es una cresta ancha formada por ripio. El camino hasta Pajonal lleva en forma casi constante hacia abajo. Al principio, se cruza una montaña constituida por piedras de agudas aristas. La roca es de grano muy fino y con la ayuda de una lupa se distingue cuarzo gris, feldespato grisáceo y manchas porosas rojas, que tal vez provengan de la descomposición de hornblenda. Más abajo, aparece en cambio la acostumbrada arcilla porfírica roja, para ceder lugar muy pronto a una roca estratificada de distintos colores. rojo cereza, blanco y verde, entre los cuales predomina el primero. Los estratos se inclinan hacia el sudoeste en un ángulo de 35 a 400 Y constan de margas, arcilla porfírica y una arenisca roja de grano grueso, término medio del tamaño de granos de alpiste y constan de cuarzo y un feldespato lechoso, unidos por medio de un cemento arcilloso. Rara vez se encuentra en ellas hornblenda negra. A veces se suele encontrar un grosero conglomerado, cuyos componentes tienen el tamaño de avellanas y en el menor de los casos alcanzan el de manzanas. Los granos de la arenisca como los del conglomerado están bien redondeados. Más tarde predominan las margas con capas subalternas de un pórfido rojo cereza con finos puntitos de feldespato blanco. Las montañas del oeste parecen estar formadas por la precitada sienita negra de grano fino, a juzgar por los fragmentos que yacían en el camino.
Agua de Pajonal se encuentra en el ensanchamiento de un valle plano. Varios hilos de agua fluyen unos mil pasos para unirse luego donde el valle se estrecha en un desfiladero, bajan por espacio de un cuarto de hora y luego se pierden. Estas aguas depositan en todas partes costras de sal y tienen sabor salobre muy desagradable, como podridas, y no apagan la sed. Su temperatura hacia las 11 de la mañana era de 14ºC cuando la del aire era 19,7º C, pero a las 7 de la mañana sólo llegaba a 8º C. En todo el páramo no hay ninguna fuente con temperatura constante y por lo tanto carece de significación para la ciencia tomar estas mediciones. En la parte ensanchada del valle hay bastante vegetación para una zona desértica y abundan principalmente los pastos.
Es frecuente encontrar guanacos en la región y vimos sus huellas y su estiércol en gran cantidad. Allí cazamos también dos ejemplares de la rata que hace millones de agujeros en el suelo, a saber la Ctenomys major que la tinque de la cordillera, palomas torcazas y la emberiza. Manuel Plaza, cine cierto día se unió a nosotros, había matado un guanaco y de este modo volvimos a comer carne fresca. También probé la Ctenoinys. Asadas, no saben mal. En el lugar, logramos capturar un interesante lagarto de cabeza negro azabache, el Fleloceplialus nigriceps.