TRILETZKI.
-No, no le tomo el pulso... Quiero dar un beso. (Besa la mano.)
Uno besa su mano, como una almohadilla... ¿Con que se lava las manos, que las
tiene tan blancas? ¡Son maravillosas! La besaré otra vez. (Besa la mano.)
¿Jugamos al ajedrez?
ANA.
-Juguemos... (Mira el reloj.) Son las doce y cuarto...
Seguramente nuestros invitados tienen hambre...
TRILETZKI.
-(Prepara el tablero de ajedrez.) Lo mas probable. En lo que se
refiere a mí, tengo un hambre terrible.
ANA.
-Yo no lo decía por usted... Usted siempre está hambriento,
aunque come a cada minuto... (Se sientan a jugar al ajedrez.) Usted sale...
Venga... Primero hay que pensar, y luego jugar. Yo, aquí. Usted siempre tiene
hambre...
TRILETZKI.
-Vamos... ¿Eh?... Tengo hambre... ¿Comeremos pronto?
ANA.
-No creo que comamos pronto... El cocinero se ha dignado, por
nuestra llegada, emborracharse, y ahora no se tiene de pie. Almorzaremos pronto.
En serio, Nikolai Ivánovich, ¿cuándo usted va a estar harto? Come, come,
come..., ¡come continuamente! ¡Eso es terrible! ¡Un hombre tan pequeño y qué
estómago más grande tiene!
TRILETZKI.
-¡Oh sí! ¡Es asombroso!