Vida
Escuchas los pájaros cantar, saltar y volar. Volar por el cielo
entre el iluminar del sol. Sombra en luz.
Escuchas el croar de las ranas en el estanque. Gotas de agua
salpicando en el río y ese sonido mágico de la lluvia aportando un suspiro vital
para toda la biosfera. Las ranas saltan y se zambullen.
Un mundo sumergido en la belleza de lo desconocido.
Escuchas, sientes. la melódica respiración del viento alcanzando y
haciendo bailar las hojas de los árboles. Todo sonido es una orquesta dirigida
por la batuta de la naturaleza.
Una hoja cae desde las alturas hacia el suelo; lentamente y sin
prisas se deja, simplemente, llevar por la gravedad de su destino: la
tierra.
El pequeño mamífero recoge la hoja y se la lleva a su
madriguera.
El calor de un simple vegetal que aporta seguridad a las
crías.
El tiempo transcurre y nada parece cambiar, nada excepto "el
madurar".
Escuchas caer una roca desde un acantilado. Rueda que rueda, un
humo de polvo se desprende y asciende.
Se forma un nuevo viajero: la nube caminando en el vacío.
Todo esto y más, hace surgir un estremecimiento en tu piel.
Cierras los ojos y todas las sensaciones del universo se canalizan
a través de tu cuerpo. Tu respiración se acelera y se vuelve in rítmica.
Tu corazón se expande por tales emociones y sientes el aliento de
la vida en tu interior. Comprendes que tu existencia forma parte de una misma
poesía con todo lo que te rodea.
Tú eres el lenguaje y él, nuestro universo, es la rima, el verso,
la estrofa.
La expansión continúa y la noche cae. Miras al cielo y observas
miles de pequeños puntos resplandeciendo sobre tu rostro.
La paz se apodera de ti y lloras. Tus llantos se tornan estrellas
fugaces buscando ser el hada madrina de tus sueños, de tus ilusiones, de tus
deseos.
La perfección parece haber sido puesta a la vista del cielo
nocturno. Las estrellas parecen haber sido colocadas para ensimismarnos y decir
exclamando: "Qué bello es vivir."