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No me entraban totalmente las palabras: ¿la muerte de la
Muerte? -¿Quién? No entendí... ¿tu muerte? -¡SHHHHHHHHHHH! SÍ, MI MUERTE
¿SE TE MURIERON LOS OIDOS ACASO? Caminó hasta la puerta y tomó las llaves.
Sus movimientos se veían torpes y casi se le caen de las manos, corrí a
ayudarla, le quité las llaves e intenté trabar la cerradura que ya tenía sus dos
vueltas de llave, sólo para mostrarle que estaba cerrada. -¿Ves? Me dio
una palmada de agradecimiento. -¿Cómo es posible que vos, la misma Muerte,
tengas una Muerte? Su rostro blanco marfil me miró en silencio, se acercó
lentamente y me puso ambas manos sobre los hombros. -Escuchame bien lo que te
voy a decir: vos sos mi única esperanza de vida. Nunca mis orejas estuvieron
más abiertas, esas cuencas vacías resucitarían a cualquier oído
Lazariano. -Me mandé una pequeña macana... je... -alzó sus hombros como para
restarle importancia a lo que me diría. -Verás, hace muchos eones vengo
haciendo este trabajo, y... ya estaba un poco aburrida de este mundo, siempre
con sus mismas defunciones, siempre sufriendo igual ¡no hay nada que inventar
aquí! Y... bueno, en una Convención de Muertes me enteré... -¿UNA CONVENCIÓN
DE MUERTES? -la interrumpí asombrado. Me dio un coscorrón en la cabeza y me
tapó fuertemente la boca. -¡SHHHHHHHHHHHHH! ¿CUÁNTAS VECES TE TENGO QUE DECIR
QUE NO GRITES? ¡NO QUIERO QUE ME ESCUCHE! -Perdón -gimotee debajo de su
carpo. -En una Convención de Muertes me enteré de que otras muertes están
trabajando en otros mundos. ¡GUAU!, me dije. ¡Otros mundos! me gustaría
conocerlos... pero... estoy anclada aquí... Me hizo un gesto de que esperara
y se acercó a mirar otra vez por la rendija de la ventana, volvió apurada a mi
lado. -...pensé que estaba anclada acá y que seguiría estando por muchos
milenios más mientras hubiera cualquier forma de vida en la Tierra, así que...
si no tenía más trabajo aquí... me mandarían a otro mundo... Se me quedó
mirando sin ojos, no sabía que decirle, sentí su aliento en mi cara y sólo pensé
de dónde le saldría el aliento si no tiene pulmones. Nos quedamos un momento en
silencio. -¿Y entonces..? Entonces dentro de unos pocos años exterminé
toda forma de vida en la Tierra... así me iba a mi viajecito... je... -alzó los
hombros como diciendo "ups", restándole importancia a sus palabras. Volvió a
soltarme y se apuró hacia la puerta. Me quedé embalsamado de espanto ¿la vida...
exterminada en pocos años? Esta vez fui yo quien fue rápido a la puerta, ella
miraba por el ojo de la cerradura. -¿CÓMO QUE DENTRO DE UNOS AÑOS
EXTERMINASTE LA VIDA EN LA TIERRA? -le dije en voz alta. -¡SSSHHHHHHHHHHHHH!
-me envolvió la boca con sus manos y me llevó a los empujones al centro de la
habitación. Me dio un coscorrón en la cabeza y volvió a gesticular que me
callara. -Bueno... vengo escapando desde el futuro. Cuando destruí toda la
vida pensé que me vendrían a buscar para llevarme a otro mundo a seguir
trabajando, pero jamás pensé que me mandarían una muerte a mí... que el Universo
ya no me necesitaría. -¿Del futuro? -Sí, y como aquel exterminio aún no
ocurrió, en este tiempo tuyo se puede evitar, y si se evita va a seguir habiendo
vida en la Tierra, y yo voy a seguir teniendo trabajo, y entonces no voy a morir
¿entendés por qué te necesito? -Algo... pero... ¿qué querés que haga? -Es
muy fácil, te voy a decir quién es el que va a destruirlo todo, y vas a ver que
es muy fácil evitarlo, así vas a salvar la vida en la Tierra y también la de
esta Muerte... ¡por Dios! Se levantó la túnica y vi y escuché como un ruido
de piedritas chocando, a las falanges de sus pies, sus tibias y peronés, y sus
fémures, temblando. -¿Así que esto es temblar? -me preguntó- ¿Así que esto es
el miedo? Siguió un momento mirándose las piernas, quizás con temor y
curiosidad. -¿Podés decirme quién es? -¡Ah, sí, perdón! Te elegí a vos
porque conocés a esa persona desde hace poco tiempo, y nadie se imagina lo que
puede llegar a hacer. -¿ME PODÉS DECIR DE UNA VEZ QUIEN
ES? -¡SHHHHHHHHHHHHH! ¡Te dije que no grites! Empecé a impacientarme con
la Muerte, ansioso por conocer quién era esa especie de ¿Anti Cristo de la
profecía quizás? ¿A quién conozco con el poder y el destino de destruir a toda
la vida en la Tierra? Miró hacia todos lados en la habitación, se acercó y
espió por la ventana. Luego fue a la puerta y miró por el ojo de la cerradura,
miró debajo de la cama, miró dentro de los placares. Entonces vino a mi lado,
puso sus manos frías y huesudas a ambos lados de mi oído, y acercó su boca
dentuda, susurró. -Conocés a una persona que jamás parecería ser capaz de
destruirlo todo, ella va a engendrar al Final de los Finales pero, apurada como
voy a estar le quité el poder del holocausto a su futuro hijo y se lo di y lo
puso en marcha dentro de unos muy pocos años. Se llama... El estruendo tapó
el murmullo de la Muerte, vi el techo hundirse por pedazos, agrietarse en partes
con hundimientos alternados, que parecían que algo muy pesado caminaba sobre
ellos. -¡AY, NO! ¡ME ENCONTRÓ! Un estallido de polvo y revoque saltó desde
el techo junto con una explosión de piedras, al tiempo que una enorme media luna
metálica seccionaba de un golpe el techo, al ras de las paredes, como un
gigantesco y violento abrelatas. -¡NOOOOOOOOOOOO! -gritamos, la Muerte y
yo. Quedé tirado en el suelo, tosiendo, lleno de polvo y piedras. Vi
descolgarse del techo una especie de red negra, como una telaraña con un olor
putrefacto y pegajoso, que quedó adherida a todas las paredes y el piso. Sobre
mi cabeza pude ver el polvo elevándose hacia el cielo estrellado. Fue todo
muy rápido. La Muerte se paró vertiginosamente y dio un salto hacia la ventana,
quedó enganchada en la telaraña, peleó con ella mientras el tejido se adhería a
su cuerpo. -¡ESTOY ATRAPADA! ¡ESTOY ATRAPADA! Cayó sobre mis muebles y los
destrozó. Corrí a levantarla. -¿CÓMO SE LLAMA EL FINAL DE LOS FINALES?
¡DECIMELO YA QUE ES TU ULTIMA OPORTUNIDAD! Y entonces la vi...
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Consiga Cuando los sueños cuentan de Esteban Altamirano en esta página.
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