Había que llevarlo lejos de la gruta hechizada.
Había que derrotar al monstruo de cinco cabezas.
Pero... ¿Cómo hacerlo?
El hermano menor del príncipe de los elfos
se ofreció para llevar al cruel Kokorikorikó de
cacería,
él lo conocía bien,
sabía que no resistiría la invitación.
Su idea fue recibida con alborozo.
Quedaba el monstruo de cinco cabezas.
¿Como derrotarlo?
Alguien (el mismo alguien de antes) dijo que era muy
simple,
que él conocía el secreto.
Todos lo miraron esta vez.
Atónitos, perplejos,
sin dar crédito a lo que veían,
vieron a un diminuto personaje
sentado cómodamente
en el centro de una rosa.