Otra era de un dragón que echaba bocanadas de
fuego,
otra era una gárgola robada de un antiguo templo,
sus ojos paralizaban a quien osara mirarla.
La cuarta cabeza era de un guerrero,
nunca vencido en batalla alguna.
La quinta cabeza era mutante,
Se transformaba en vendabal,
en tormenta de nieve,
en sol de plomo,
en río furioso.
¿Qué hacer? Se preguntó el Consejo
Mayor.
¿Qué hacer? Preguntó el príncipe de los elfos a su
Consejo Mayor.
El príncipe quería a la princesa.
El príncipe se había enamorado de la princesa.
Había que rescatar a la princesa.
Su rescate se convirtió en asunto de estado.
Había que hablar con el cruel Kokorikorikó.