El pueblo clamaba su presencia:
-¿Dónde está la princesa?
Queremos nuestra princesa.
Gritaban los niños en los caminos llenos de barro.
Lo comentaban las mujeres en las cocinas,
en los lavaderos comunales.
Los hombres se inquietaban,
Uno a uno daba soluciones.
Las soluciones no servían.
La solución era el regreso de su princesa,
Sin ella no habría calma.
Pero ¿dónde estaba la princesa?
Le preguntaron a los espíritus del bosque.
Ellos no lo sabían.
Le preguntaron a las ninfas del agua.
Ellas respondieron que la princesa
no había vuelto a bañarse en sus fuentes.
Fueron entonces a las montañas,
allí donde vive el Eco.