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Cantó tan fuerte que el cruel Kokorikorikó (1),
que pasaba a mil leguas de distancia,
pudo escuchar su voz.
Ese día de tormenta
había comenzado su desgracia,
la princesa no lo sabía.
El cruel Kokorikorikó
paró en seco su caballo.
Escuchó y escuchó atentamente,
supo de donde venían los cantos.
Dió media vuelta.
1 ) Personaje de la literatura infantil china.
ediciones Deauno Documenta