El diminuto gnomo volvió a hablar:
-Sé muy bien que muchos de ustedes son excelentes
con el arco y la flecha. Pero ser excelente con el arco
y la flecha y haber combatido en innumerables
batallas, no es suficiente. Se necesita un valiente
guerrero, de alma bondadosa, justo y sincero. Pero
sobre todo que ame a la princesa. De lo contrario será
derrotado. Su flecha no penetrará en el talón de la pata
derecha del monstruo.
Nuevamente
se escuchó un ¡Oh!,
esta vez lastimero.
Todos los guerreros eran valientes,
Pero o no eran bondadosos,
o no eran justos,
o no eran sinceros.
Pero sobre todo,
ninguno amaba a la princesa.