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LÉEME UNA POESÍA CON
LA LUZ APAGADA
El niño: -Mamá, sé que estás cansada,
Mamá, sé que quieres dormir.
Mamá, léeme una poesía con la luz apagada.
Mamá: -Érase una vez
Una princesa con piel de nácar,
ojos de ámbar,
pelo de ébano.
La princesa era felíz.
En primavera podía vérsela
sentada a la sombra de un cerezo en flor.
Cantaba, leía y escribía poesías de amor.
Un día que presagiaba tormenta,
cantó más fuerte que todos los días.
ediciones Deauno Documenta