-Tenéis cincuenta minutos para terminar -dijo el profesor
sentándose con los brazos cruzados, sin perder de vista a los alumnos más
propensos a sacarse de la manga una chuleta.
-Vosotros dos del fondo, mucho ojito con lo que hacéis -dijo en
tono amenazador, señalando a Rafa y a su amigo Miguel.
Goyo hincó el codo y se sumergió de lleno en la faena de hacer
el examen lo mejor posible. Los minutos fueron pasando lentamente. El tic-ac del
reloj que colgaba en el centro de la pared, encima del encerado, era todo cuanto
se escuchaba en la clase, seguido por algún que otro suspiro.
La campana sonó, el examen terminó y tras ello vino la clase de
inglés, mucho más amena y divertida porque la profesora, Miss Higgins,
acostumbraba a cantar canciones de los Beatles con su guitarra. A la pobre
mujer, con sus cerca de cincuenta años, la bautizaron con el mote de
Carca-Hippie. Desafinaba de lo lindo.