El sueldo tomado tímidamente, pasó a las vellosas
manos del viejo.
-No sé qué clase de moneda es -dijo Mateo en tono
indiferente.
El desconocido no contestó, sino que la examinó a
su vez. Ostentaba en el anverso entre una corona de laurel las palabras: One
quarter Anna y alrededor otras palabras ininteligibles; y en el reverso un
escudo partido por una cruz, con otro pequeño escudo a la derecha, dos
leones a los flancos y arriba otro leoncillo entre dos banderolas.
-Me quedo con él -declaró el viejo; y sacando de
una cartera de cuero que pendía de su cuello, una moneda de dos sueldos,
la entregó al niño, añadiendo:
-¿Estas contento?
Juanito abrió desmesuradamente los ojos, sin acertar a
decir palabra. Mateo el patizambo, tocándolo familiarmente en el hombro,
comentó:
-¿ No te he dicho que empiezas muy pequeño aun a
especular? Tenías un sueldo que no podía pasar ni echándolo
a rodar y encuentras al Mago que lo acepta en seguida doblando el capital. Da
las gracias al Mago.