Prefacio
En esta obra, consideramos tanto como es posible el arte de
enseñar, bajo el punto de vista científico, es decir, que apreciamos y
corregimos las máximas generalmente recibidas, relacionándolas con las leyes
mejor demostradas de la inteligencia.
Hemos consagrado tres capítulos al estudio de la inteligencia y
de las emociones en sus relaciones con la educación. En el resto de la obra,
hemos tratado los puntos que se relacionan de una manera más especial a nuestro
objeto.
Ciertos términos y ciertas locuciones juegan un papel
importante en todas las discusiones; nos hemos esforzado, desde el principio de
esta obra, en designarles un sentido exacto. Estos términos y locuciones, son:
la memoria, el juicio, la imaginación, el paso de lo conocido a lo desconocido,
el análisis y la síntesis, las lecciones de cosas, la instrucción y la
disciplina, y hacer bien una sola cosa.
También hemos estudiado aparte, los valores educacionales de
los diferentes estudios comprendidos en los programas usuales, y especialmente
de los estudios científicos.
Los capítulos sobre el orden de los estudios -orden psicológico
y orden lógico- presentan de una manera ventajosa para nosotros, cierto número
de puntos importantes. Primero, es indispensable saber cuál es el orden en el
que las facultades se desarrollan, y qué influencia debe tener este orden sobre
el de los estudios.
Tal es la cuestión psicológica. En segundo lugar, existe un
orden que depende de la relación que tienen los estudios entre sí; en la mayoría
de los casos es bastante evidente; pero puede, algunas veces, estar disimulado
por ciertas circunstancias. Esto es lo que nosotros llamamos el problema lógico
o analítico de la educación.
Una vez esclarecidos estos preliminares, abordamos el objeto
principal: los métodos de enseñanza. Después de haber hablado de los primeros
elementos de lectura, llegamos a la delicada cuestión del principio, de los
conocimientos propiamente dichos.