https://www.elaleph.com Vista previa del libro "El lugar equivocado" de Dora Cerón (página 2) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Miércoles 30 de abril de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  (2) 
 

Los Álvarez Viyón vivían en una casona importante de un distinguido barrio de Buenos Aires. Casa que había pertenecido a tres generaciones de la familia y, por lo tanto, tenía el lustre que otorga la permanencia en la alta sociedad. El jardín era imponente, tanto en la parte delantera como en los fondos. Una empresa se ocupaba de que todo estuviera en condiciones: césped corto, reverdecido año tras año por su renovación, y un regado programado lo bañaba cada tarde, durante las estaciones calurosas; plantas que rotaban de acuerdo con la época del año, dándole al lugar un aspecto muy cuidado. Sin embargo, para Manuela, les faltaba el amor que debe depositarse en todo ser vivo. Por eso de las plantas de interiores se ocupaba ella. Nadie se atrevía a poner mano allí, sólo ella sabía cómo hablarles, regarlas, limpiarlas, y soñar por un ratito que todavía estaba en su casa del pueblo, rodeada de verde y con aromas diversos que inundaban el patio de tierra recién regada, cuando por la tarde, se sentaba a tomar unos mates.
En la casa de los Álvarez Viyón trabajaban: un ama de llaves, una mucama que vivía allí, y otra que sólo venía por las mañanas, una cocinera y el chofer. Manuela, el ama de llaves, lo hacía desde diciembre de 1975. Veinte años de estar con la familia.
Fue la época en que murió su padre y quiso salir del pueblo, porque sabía que allí, no había futuro. Le preguntó a su patrona si su familia de Buenos Aires no necesitaba empleada, le gustaría irse a la capital a tentar suerte, pero sin trabajo seguro, no se animaba.
En un primer momento, la señora Clelia retrasaba la respuesta, hasta que de pronto llegó una carta de Buenos Aires, de la señora Úrsula, la hermana de la patrona. Después, se sucedieron varios llamados telefónicos y, en poco tiempo, llegó el trabajo.
Al principio, había costado acostumbrarse a la ciudad. Manuela siempre fue una mujer simple y, en el pueblo, trabajaba por horas. Aquí era con cama adentro. Bueno, en definitiva para qué iba a salir, si ella no conocía a nadie, no tenía a dónde ir. Lo que más le importaba era poder ayudar a los que se quedaron, reunir un poco de plata y mandársela. El afuera de la casona no le interesaba, y por la época en que llegó, la ciudad y la casa estaban convulsionadas. Claro que la convulsión de la casa era distinta, se notaba que allí, todo marchaba bien.
A ella, lo que le provocaba más alegría, era Juan Ignacio, tan chiquito, apenas meses. "¿Cuántos?", le preguntó a la señora Úrsula. Y... once, sí, once porque el mes que viene cumple un año.
Qué distraída era la señora, a veces se olvidaba o dudaba de todo, cómo no recordar esa fecha. Aunque era buena la señora. Tenía sus cosas, claro, pero en definitiva era buena.

 
Páginas 1  (2) 
 
 
Consiga El lugar equivocado de Dora Cerón en esta página.

 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
El lugar equivocado de Dora Cerón   El lugar equivocado
de Dora Cerón

ediciones deauno.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com