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Otros segmentos están negados a insertarse en el mundo laboral y esferas sociales externas a su mundo de vida, viven carentes de espacios para forjar oportunidades y portan una percepción calamitosa del mercado laboral; ellos cada vez están orillándose a la desesperanza, al miedo a asumir desafíos y son capturados por la violencia. No quedan al margen de nuestro análisis, el segmento social que no percibe una oferta ideológica variada que lo admita acceder a ver y optar por una manera de pensar distinta a la cotidiana, puesto que adquirir otras lentes e ideas lo capacitará para proyectar el presente personal en un futuro colectivo diferente. Achatados, con un horizonte barroco, sin empleo y sin utopía, la circunstancia inmediata, el mundo de vida se vuelve atemporal, sobrenadan en un presente sempiterno que los paraliza y a su vez son destino de críticas y estigmatizaciones. Ante nuestros ojos quedó una sociedad con hilos y jirones desgarrados, con pocos recursos y bienes para solventar las necesidades y demandas sociales, los espacios de competencia fueron cerrándose, las exclusiones remplazaron los intercambios, los odios suplieron los afectos y las estigmatizaciones fueron el vehículo para descalificar, criminalizar y negar la existencia del otro en un espacio de convivencia plural; la ideología conservadora nutrió las conciencias, propias del egoísmo exacerbado que fue creciendo en la turbulencia de los efectos desastrosos del modelo neoliberal. La violencia física y simbólica fue tomando el sitio principal en nuestras comunidades, el oficio de gobernar tuvo a la mano las herramientas eficaces para trastornar, redirigir, desacreditar y neutralizar de cualquier forma” a los grupos disidentes, movimientos populares o reclamos de derechos. La agresión maligna es un patrón de conducta que se expande y tiene incubación en la crisis económica y política y la instrumentación de la estrategia de shock and awe (conmoción y pavor) desarrollada por el ejército estadunidense y redactada por Harlan Ullman y James Wade, de la Universidad de la Defensa Nacional (resumen aquí: http://ow.ly/irGgM). Esta doctrina se basa en el despliegue de vistosas muestras de fuerza intimidatoria al principio de una campaña militar con el fin de paralizar y desmoralizar al enemigo en preparación para la introducción de las tropas terrestres, ha sembrado la hiedra del miedo que trapa, maniata e inmoviliza a grandes segmentos sociales.
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Atrapados por el miedo
de Robinson Salazar
ediciones Insumisos Latinoamericanos
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