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Desde el psicoanálisis,
entendemos que la misma roza dos mecanismos de defensa bien conocidos por todo
aquel que estuvo atrás de un diván escuchando e interpetando los decires de un
sujeto: la renegación y la escisión psíquica.
En el caso de este paciente de difícil abordaje, el
científico (valga la ironía) al dejar afuera a su "yo" que, indefectiblemente,
participa de aquello que quiere representar con sus modelos, no hace más que
renegar de esa realidad de la cuál sólo roza un borde.
Cada vez que intenta forzar un conocimiento a una
aplicación algorítmica pre-establecida, más se funde con aquello que es siempre
la verdad más oscura y desde la antigüedad disimulada: el agujero en el saber,
el "no-todo" se puede conocer.
El moderno
cognitivismo, las neurociencias, la biología post-moderna y cada una de las
nuevas versiones del viejo positivismo filosófico, se encuentran empantanados en
simulacros, sombras de objetos reales, imágenes deformadas de lo
real.
El autor, en un recorrido que es una
verdadera demostración y, ciertamente, un hallazgo epistemológico, focaliza su
atención en enseñarnos como ya desde la mitología griega, el hinduismo y en el
arte en general nos encontraremos con técnicas que, consciente o
inconscientemente, se apoyan en simulaciones o disimulaciones de eso que es
imposible de captar: lo real.
Ahora bien,
continuando con el paralelismo con la disciplina que ha formado mi pensamiento y
el de tantos otros analistas: ¿podríamos pensar que este intento de evadir la
realidad de "no querer saber nada de eso" (la falla, el agujero en el saber) es
tan pujante y pulsional, que muchas pseudociencias terminan construyendo
cuasi-delirios en base a los modelos de simulación por ordenadores? ¿Son, lisa y
llanamente hablando, el "proyecto de vida artificial" o los "algoritmos
genéticos" (que se expresan también en las pantallas de computadoras) delirios
de la imaginación de algunos científicos eclipsados por estas sombras de lo
real? El auxilio del platonismo, la perspicacia
de Baudrillard y el ingenio del autor quizás nos permitan encontrar algún
atisbo de respuesta y salida a esta aporía en la que nos encontramos, a poco
andar, con éste nuevo formato de "La ciencia".
Por otro lado, de una manera muy lúcida y clara, el autor
destaca el peligroso avance en la extrapolación de métodos de investigación.
Pareciera que, dado que, supuestamente, el cognitivismo ya ha demostrado que
todo se puede reducir a sus modelos computacionales, todo los procesos (físicos,
psíquicos, sociales, biológicos, etcétera) tienen que atravesar por los mismos
para ser considerados válidos y "científicos".
Stchigel nos muestra cómo esto no es serio ni mucho menos
científico, y es un eslabón más en lo que, años atrás, se conoció como
reduccionismo.
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La simulación de lo real
de Daniel Omar Stchigel
ediciones elaleph.com
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