Hoy le he dicho a mi madre que estaré un tiempo afuera. otro de
mis viajes, que por cierto son reales. He estado investigando acerca de las
historias que no he oído sobre mis antepasados y para ello he tenido que viajar
y padecer angustias y necesidades. he llegado a lugares remotos para mi y he
podido sobrevivir a mi aventura adquiriendo diversidad de oficios, entre ellos,
oficiar de fantasma y escribir los libros de otras personas, corregirlos y
prepararlos para su edición. Qué triste ironía. Jamás he publicado un libro
propio, pero sin embargo hay muchos libros buenos que se venden en las
librerías, y que no son más que correcciones hechas por mi, sobre un material
mediocre escrito por otra persona.
Luego de despedirme de mi madre, camino a casa, me topé en una
librería con mi último trabajo: Brillaba en las vidrieras con una flamante
crítica en la solapa, que exponía aquél "hallazgo" literario. Había trabajado
mucho en ese libro, y en cierta medida me sentía orgulloso. El autor era un
joven escritor chileno que se había puesto de moda luego de la publicación de un
pésimo libro que, quién sabe por qué extraña razón, exaltó a los críticos, que
vieron en tal bodrio, una exquisita rareza. El sujeto era músico y era lo
suficientemente mediático como para que la Editorial se viera más que interesada
en la producción de su obra.