Primera Parte
Siempre he tenido la obsesión o fantasía de visitar una ciudad
muerta. Dicen que están en todos lados, extraviadas y olvidadas y por ello no
figuran en los mapas y nadie habla de ellas. Esas ciudades tienen sus
cementerios, sus calles y sus casas, pero es todo una misma quietud, un silencio
exacto, un lugar donde el abandono ha dejado de reproducir historias, una tierra
donde todo se ha secado.
Dicen que he nacido en una ciudad de esas, pero no recuerdo de
ella más de lo que me contaron. ¿Por qué una ciudad muere y nadie, ni siquiera
sus fantasmas, tratan de explicar los motivos?
Era demasiado pequeño cuando me fui de aquél lugar y siempre
tuve la sensación de que mi pasado no existía, pues lo que me habían contado de
él era un cuento, una historia como las mías, una mentira compulsiva. Dicen que
cuando muere una ciudad mueren sus historias, y el silencio de sus fantasmas
permanece como una maldición. La Verdad: Quién soy, cuáles son mis orígenes,
quién fue mi padre. son cuestiones que siempre estuvieron formalmente resueltas:
Pues siempre me dijeron que fue un descendiente de uno de los colonos que
fundaron la ciudad donde nací. Al parecer, si tuviera que plantar mi árbol
genealógico en la fértil tierra de la historia, sería un árbol joven que habría
muerto sin florecer y yo solo un resto, un brote efímero creciendo a su lado,
anárquico, como la maleza que crece entre las grietas de las paredes de una casa
abandonada.