Mara volvió al ataque, y me preguntó directamente sobre
aquellas flores del spa de montaña. Yo le dije que ya les había contado lo del
producto químico.
-Estuvimos investigando y no existe ese producto químico
-respondió inquisidora Mara.
-¿Estás insinuando que soy un mentiroso? -respondí con el tono
más simpático posible
-Vamos Marcial, nosotros sabemos que sos mago. ¿Por qué no
hacés algún truco para nosotros? No le vamos a contar a nadie. Hace años que nos
conocemos. Por favor.
El Vasco se estaba poniendo nervioso, y yo que había bebido
bastante y que me sentía un poco acorralado declaré: -Es verdad, sé hacer
algunas cosas, pero no les puedo mostrar nada, porque no puedo abusar de esta
habilidad. Ya lo ven, no lo hago para mi mismo, ni con nada que pueda ser notado
por otros.
Mara estaba exultante con la respuesta.
-Por favor Marcial, ¡mostranos algo! -insistió Mara.
-No puedo. Definitivamente no puedo. No quiero que les pase
nada a Ustedes. Yo creo que el haberles confesado que puedo hacer algunas
pequeñas cosas fuera de lo común ya es suficiente. Por favor no insistan. Les
juro que es por Ustedes que no lo hago. A parte me siento algo borracho, y
podemos tener un accidente
-Vasco, convencelo -presionó Mara.
-No Mara, ya te dijo que no quería; lo vas a terminar poniendo
incómodo -declaró.
Traté de cambiar de tema, no quería conflictos.