"Se trata sólo de una moda pasajera", dice esperanzadamente un alto funcionario de la División Normas de la Comisión del Servicio Civil de los Estados Unidos. Pero los hechos refutan ese optimismo. De acuerdo con todos los indicios disponibles, el número de firmas que utilizan los servicios de los examinadores del cerebro está aumentando significativamente, especialmente en el caso de las compañías más pequeñas, deseosas de emular a las que ya están utilizando la "selección científica". Una reciente reseña nacional de 852 compañías, preparada por la Oficina de Investigación Comercial de la Universidad de Texas, demostró que de las firmas que respondieron al cuestionario, el 56 por ciento está utilizando tests de personalidad y de "interés". De un total de 58 compañías interrogadas por la revista American Business, 30 estaban utilizando estas técnicas. La encuesta (ahora famosa) de Fortune demostró que el 60 por ciento de 63 firmas investigadas estaban utilizando tests de la personalidad para la selección y promoción del personal. Una de las principales compañías dedicadas a la realización de tests, la Science Research Associates, de Chicago, buena parte de cuya actividad está dedicada a los tests de la personalidad, tiene ahora 11.000 clientes industriales, el triple de los que tenía en 1957.
La lista de firmas que quieren espiar el contenido de la mente y del alma de los aspirantes o de los empleados parece una guía de Dun & Bradstreet: Westinghouse; Sears, Roebuck; Pan American World Airways; Johnson & Johnson; Tidewater Oil; Long Island Lighting; Standard Oil of New Jersey; Benton & Bowles, publicidad; U. S. Rubber; American Machine & Foundry; Republic Steel; IBM; ITT; Borden Company; Lever Brothers; Carnation Company; Burlington Industries; Hartford Fire Insurance, y centenares de compañías de la misma importancia. Millares de firmas más pequeñas se cuentan también entre los mejores clientes de los examinadores del cerebro, con representantes en todos los campos de la actividad, desde la Fanny Farmer Candy Shops a la Western Airlines.
Los cálculos son difíciles, pero aparte de los millones que se encuentran en las fuerzas armadas y en las escuelas parece que los presuntos y los actuales empleadores ya han logrado examinar la psiquis de más de 10.000.000 de norteamericanos, y que anualmente se examina a más de un millón de personas. Una próspera firma, la Activity Vector Analysis, de Providence, Rhode Island, confía en que sus analistas legos destacados en centenares de firmas de todo el país examinarán este año a más de 300.000 obreros y ejecutivos.
El desarrollo está acelerándose, especialmente en el terreno del "inventario humano", el examen de los hombres que ya pertenecen a la firma, y en las llamadas industrias creadoras, consideradas antaño fuera del alcance de los excesivamente celosos examinadores del cerebro. Es cada vez más frecuente que los periodistas y directores, los escritores, el personal de la radio y la televisión, los ejecutivos de relaciones públicas o los redactores y empleados de las agencias de publicidad descubran que su futuro ya de por sí delicado depende de la rápida valoración de un examinador.
A menos que esta tendencia se invierta rápidamente por la acción de alguna inmutable ley económica, hasta ahora desconocida, para fines de la década todos los que marquen la ficha en el reloj u ocupen el escritorio de un ejecutivo desde San Diego a Penobscot, tendrán que conseguir la aprobación del examinador de la personalidad antes de ejercitar el atrofiador privilegio de trabajar.