Introducción
Para iniciar nuestros comentarios sobre el diálogo -aunque todos sepamos de
qué estamos hablando- prefiero comenzar con la definición según el diccionario
de la Real Academia Española: "la plática entre dos o más personas que
alternativamente manifiestan sus ideas o afectos". Desde luego, también
significa discusión o trato en busca de avenencia. Diálogo también es la obra
literaria en que se presenta una controversia o intercambio de ideas entre dos
personajes.
Debemos mirar hacia adentro para descubrir las cualidades morales.
Por lo tanto, todas las acciones virtuosas derivan su mérito sólo de motivos
virtuosos y sólo se las considera como signos de esos motivos.[1]
Parecería evidente que la pasión es satisfecha mucho mejor cuando se la
reprime en vez de dejarla libre. ¡Si los hombres son virtuosos, se vuelven
sociables por su virtud y si son viciosos, su vicio tiene el mismo efecto,
siendo la sociabilidad de otra naturaleza!
La naturaleza humana se compone de los sentimientos y del entendimiento. Es
seguro que los movimientos ciegos de los primeros, sin la dirección de los
segundos, discapacitan al hombre para la vida en sociedad.
De la mente son el egoísmo y la generosidad limitada. La situación de los
objetos externos es su fácil sustitución y su escasez, en comparación con las
necesidades y deseos de los hombres.
Si la naturaleza satisficiere abundantemente todas nuestras necesidades y
deseos, y los hombres fuéramos considerados con los demás, el celo por los
intereses no tendría razón de ser. "Aumentad en medida suficiente la
benevolencia de los hombres y haréis inútil la justicia pues la reemplazaran,
virtudes nobles y ventajas valiosas".
Si los hombres estuvieran provistos de todo con la misma abundancia, o si
cada uno tuviese el mismo sentimiento y afectuosa consideración por todos como
tiene por sí mismo, la justicia y la injusticia serían igualmente desconocidas
entre los hombres, y el diálogo un placer.
El sentido de justicia tiene a nuestras impresiones como fundamento.
Aquellas impresiones que dan origen a este sentido de justicia no son
naturales en la mente del hombre sino que surgen de las convenciones
humanas.