Qué duda cabe que el Evangelio, tomado como cuerpo
cierto y completo, no solamente como estilo literario, pero también, y
muy especialmente, el A.T., contienen errores históricos de bulto
(cronológicos, políticos, sociales, costumbristas, etc.), pero
ello no invalidan el carácter de la Biblia como Libro de libros y medio
para la Revelación de Dios al hombre a través de la historia.
Por ello, a lo largo de mi "trabajo" procuraré
ceñirme a lo que a mí, desde mi propia experiencia existencial, me
dice el texto evangélico, procurando evitar la exégesis y la
investigación histórica, aunque, a veces, será imposible
soslayar estas actuaciones.
No soy tan ingenuo como para pensar que el Evangelio de
Jesucristo (en cualquiera de sus cuatro redacciones) contiene exactamente los
dichos y acciones de Jesús con literalidad mecanicista. A través
de la abundante documentación consultada he podido constatar que
ésto no sólo no es así, sino que, en su mayor parte, es muy
probable que las redacciones evangélicas, fruto de la trascripción
de tradiciones orales de los seguidores de la Iglesia primitiva, contengan
perícopas, dichos y acciones atribuidas a Jesús que, realmente,
corresponden a aportaciones de los propios redactores evangélicos e,
incluso, "añadidos" muy tardíos (del siglo II o
posteriores).