PREÁMBULO
La evolución cultural es una estrategia inventada por el hombre
para adaptarse al ambiente en el cual le toca vivir; es por ello, que contando
con unas predisposiciones biológicas el hombre debe adaptarse a unos cambios de
tipo técnico, que se dan a través del devenir histórico. Considerando al hombre
como un animal cultural, producto de la interacción entre biología y cultura,
entre naturaleza y artificio; es este último, lo artificial, que ha causado un
cambio paradigmático en los últimos tiempos.
Lo que no me deja salir del asombro es que la tarea de esa
evolución cultural se le haya dado a ese lugar que no lo ha cumplido, que
tercamente se insiste en él, y que ya podemos estar seguros que no la cumplirá:
La Escuela. Hasta el año 2005 el aparato escolar sobre todo en nuestros países,
ha sido un lugar de encerramiento, de reproducción de la ideología dominante, de
transmisión de conocimientos siempre atrasados con respecto al desarrollo
tecnológico. En la Escuela todavía se cree en la transmisión de los
conocimientos orales desde un orden jerárquico profesor-alumno y sabemos que
allí sólo se provee de escolaridad: ritual lleno de tareas, notas y títulos;
ritual semejante a un ritual religioso o a un ritual perverso. La escuela es un
gueto de saberes "disciplinarios" cuyo fin es la sumisión a una figura que se
prolonga desde el padre al profesor, al jefe, al patrón, al tirano de turno. La
universidad gueto de roscas ideológicas, religiosas, filosóficas, políticas y
económicas. Esa no fue la perspectiva con la que nació la Universidad, sino que
dicha institución surgió como un lugar para acceder al conocimiento universal y
se convirtió en lo contrario, sólo accede a ella una minoría, tanto en el plano
económico como en el plano académico, legitimado por obsoletas políticas que no
están al nivel del desarrollo científicotecnológico.
Para enmarcar mi exposición dentro del contexto de la
globalización y el desarrollo técnico-científico del siglo XXI, retomo el
siguiente texto de Baudrillard: "la universalización tiene que ver con los
derechos humanos, la libertad, la cultura y la democracia. Contrariamente, la
globalización se refiere a la tecnología, el mercado, el turismo y la
información. La globalización parece ser irreversible, considerando que es
probable que la universalización vaya de salida. Creemos que el fin ideal de
cualquier valor es volverse universal. Pero realmente no evaluamos el peligro
mortal que representa semejante búsqueda. Lejos de ser un movimiento de
elevación, hay en cambio una tendencia en picada hacia el grado cero de todos
los valores. Éste precisamente es, hoy, el destino de los derechos humanos, la
democracia y la libertad. Su expansión es, en realidad, su expresión más débil.
La universalización se desvanece debido a la globalización. La globalización de
los intercambios pone fin a la universalización de los valores. Esto marca el
triunfo del pensamiento único por encima del pensamiento universal.
Culturalmente, la globalización da paso a la promiscuidad de signos y valores, a
una forma de pornografía fáctica. A decir verdad, la diseminación global de todo
y de nada a través de las redes es pornográfica. Ya no hay necesidad alguna de
obscenidad sexual. Todo lo que usted tiene es una cópula interactiva global. Y,
como resultado de todo esto, ya no hay ninguna diferencia entre lo global y lo
universal. Lo universal se ha globalizado, y los derechos humanos circulan
exactamente como cualquier otro producto global. Desde el momento en que lo
universal desapareció, una tecnoestructura global omnipotente ha quedado sola
para ejercer su dominio". Ante este diagnóstico yo asumo la Violencia de lo
Global, no lo lamento ni busco una salida con Baudrillard, sino que encuentro lo
global como lo irreversible, como un punto de no retorno, como el dato efectivo
del siglo XXI.