Plegue a Nuestro Señor que, pues en ninguna cosa yo
procuro provecho mío, ni tengo por qué, sino su alabanza y gloria
(pues se verán muchas cosas para que se le den), esté muy lejos de
quien lo leyere atribuirme a mí ninguna, pues sería contra la
verdad; sino que pidan a Su majestad que me perdone lo mal que he aprovechado de
todas estas mercedes. Mucho más hay de que quejarse de mi, mis hijas, por
esto, que por que darme gracias de lo que en ello está hecho.
Démoslas todas, hijas mías, a la divina bondad, por tantas
mercedes como nos ha hecho. Una avemaría pido por su amor a quien esto
leyere, para que sea ayuda a salir del purgatorio, y llegar a ver a Jesucristo
Nuestro Señor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo
por siempre jamás. Amén.
Por tener yo poca memoria, creo que se dejarán de decir
muchas cosas muy importantes, p otras, que se pudieran excusar, se dirán;
en fin, conforme a mi poco ingenio y grosería y también al poco
sosiego que para esto hay. También me mandan, si se ofreciere
ocasión, trate algunas cosas de oración y del engaño que
podría haber para no ir más adelante las que la tienen. En todo me
sujeto a lo que tiene la madre santa Iglesia Romana, y con determinación
que antes que venga a vuestras manos, hermanas y hijas mías, 1o
verán letrados y personas espirituales. Comienzo en nombre del
Señor, tomando por ayuda a su gloriosa Madre, cuyo hábito tengo,
aunque indigna de él; y a mi glorioso padre y señor San
José, en cuya casa estoy, qué así es la vocación de
este monasterio de Descalzas, por curas oraciones he sido ayudada continuo.