Cuente el contenido de este papel a cuantos tengan apariencia
de ser el hombre buscado. -Si contesta: no soy el hombre: la observación
que hice fue así y asía, use la discreción, o sea, abra el
talego y encontrará un sobre lacrado que contiene el texto de la frase.
-Si la observación mencionada por el candidato coincide con ésta,
déle el dinero y no le boga más preguntas, porque se trata sin
duda del .hombre buscado.
Pero, si prefiere una investigación pública,
publique el contenido de este papel en el periódico local,
añadiendo las siguientes instrucciones: En el plazo de treinta
días el candidato deberá comparecer en el ayuntamiento a las ocho
de la noche (el viernes, entregar su, frase, en sobre cerrado, al reverendo
Burgess (si éste tiene la bondad de intervenir); entonces el reverendo
Burgess romperá el sobre lacrado que hay en el talego, lo abrirá y
comprobará si la frase es correcta. -Si lo es, deberá
entregársele el dinero, con mi sincera gratitud, u mi benefactor,
así identificado.
La senora Richards se echó a reír con un dulce
temblor de excitación y pronto se quedó embelesarla en sus
pensamientos, pensamientos de este tipo: «-¡Qué
extraño es todo!... -¡Y qué fortuna para ese hombre bueno
que dejó a la deriva su pan sobre las aguas!... -¡-Si hubiese sido
mi marido el que lo hico! -¡Somos tan pobres!... -¡Viejos y pobres
... !»Luego, con un suspiro, pensó: