-¿De modo que es usted el Comité de
Investigación?... -¿no?» Sawlsberry dijo que él era
eso, poco más o menos. Hum. -Necesitan detalles o supone usted que
bastará con una respuesta de carácter genético. «-Si
necesitan detalles, volveré, señor Goodson; choro basta que me
dé una respuesta genérica «Perfectamente. Entonces
dígales que se vayan al infierno. Creo que eso es bastante
genérico. Y le daré un consejo, Sawlsberry; cuando venga en busca
de detalles, traiga una cesta para echar lo que quede de usted.». Eso era
muy típico de Goodson. Tiene todas sus características.
Sólo tenía un motivo de vanidad: creía poder dar un consejo
mejor que cualquiera otra persona.
Eso liquidó el asunto y nos salvó, Mary. Ya no se
ha vuelto a tocar el tema.
Bendito sea... No dudo de eso.
Luego los Richards volvieron a abordar el misterio del talego
con acentuado interés. Pronto la conversación comenzó a
sufrir interrupciones, intervalos causados por abstraídos pensamientos.
Los intervalos se volvieron cada vez más frecuentes. Por fin Richards se
perdió totalmente en sus meditaciones. Se quedó sentado,
contemplando el piso con aire vago y, poco a poco, empezó a subrayar sus
cavilaciones con pequeños movimientos nerviosos de las manos, que
parecían revelar irritación. Mientras tanto, su esposa
había vuelto a sumirse también en caviloso silencio y sus
movimientos estaban empezando a revelar un turbado desconsuelo. Finalmente
Richards se puso de pie y empezó a pasearse sin sentido por el aposento,
pasándose los dedos por entre el cabello como un símbolo que acaba
de sufrir una pesadilla. Entonces pareció que había tomado una
decisión; y, sin decir una palabra, se puso el sombrero y salió
rápidamente de casa. Su esposa se quedó sentada, cavilando, el
rostro contraído, y no pareció ad venir que estaba sola. De vez en
cuando murmuraba: «No nos empujes a la tent.., pero... pero...
-¡somos tan pobres!... No nos empujes a... -¡Oh! -¿A
quién le causaría daño eso? Y nadie lo sabría
jamás... No nos empujes Su voz se apagó en murmullos. A1 poco rato
levantó los ojos y murmuró con aire a medias asustado y a medias
contento: