-El pelícano. -Alabado sea Dios en el cielo y en la tierra.
-La paloma. -Todo pasa; Dios sólo es eterno.
-El Pájaro kata. -Quien calla está más seguro de acertar.
-El águila. -Por larga que sea nuestra vida, llega siempre a su fin.
-El cuervo. -Lejos de los hombres se está mejor.
-El gallo. -Pensad en Dios, hombres ligeros.
-¡Pues bien! -exclama el Salomón negro- Tú, pavo real, mientes. Entre los humanos, es el juicio malo el único que prevalece. Y entre los animales, como entre los hombres, la confianza pone en la boca de los lobos a los corderos. Tú, ruiseñor, mientes. Nada triunfa sino el ejercicio de la fuerza. La moderación se llama mediocridad o cobardía. Los leones, las grandes cataratas, las tempestades, no son moderados. Tú, tórtola, mientes, como no hables en tu sentencia de los débiles. La debilidad es el único crimen, junto con la pobreza, sobre la faz de la tierra. Tú, halcón, mientes siete veces. La piedad puede ser la imprudencia. ¡Ay de los piadosos! El odio es salvador y potente. Aplastad a los pequeños; rematad a los heridos; no deis pan a los hambrientos; inutilizad por completo a los cojos. Así se llega a la perfección del mundo. Tú, syrdar, mientes. Eres el pájaro de la hipocresía. Por lo demás, Dios se llama X; se llama Cero. Tú, golondrina, mientes. Eres la querida del halcón. Tú, pelícano, mientes. Eres hermano del syrdar. Y tú, paloma, mientes. Eres la barragana de ambos. Tú, kata, mientes. Quien ruge o truena, no debe callar; la razón siempre está con él. Águila, cuervo y gallo; he de encerraros en la jaula de la insensatez. Ello es tan cierto como que Salomón en su gloria nada puede contra mí, y que el ojo del gallo no penetra la superficie de la tierra para encontrar los manantiales.