Dicho articulo destaca entre otras cosas que, Deskovic jamás vivió solo, ni
rentó departamento alguno; jamás votó; no pudo asistir al funeral de su abuela,
quien ayudó en su crianza y educación; no pudo asistir a la boda de su mejor
amigo y jamás pudo hacer el amor con una muchacha antes de ser encarcelado.
Ahora bien, si en los Estados Unidos, con el avance tecnológico que dicho
país posee en cuestiones de interrogatorio de testigos, pruebas de ADN,
conservación de elementos de prueba, vehículos, armas; etcétera; y con la
preparación que recibe el personal policial a fin de conservar la prueba o
evidencia de todo tipo de delitos, se ha logrado demostrar que se produjeron
condenas injustas y que la mayoría de esas condenas injustas se basaron en
pruebas y testimonios de testigos.
Por analogía es bastante razonable e igualmente posible que suceda lo mismo
en nuestro país. Máxime si tenemos en cuenta que, en comparación con los Estados
Unidos, en la República Argentina las fuerzas de seguridad casi no tienen
recursos para combatir el delito, ni cuentan con personal efectivamente
capacitado para cumplir su rol, y es de público conocimiento que la mayor parte
de las pruebas de selección de policías -al menos en la Provincia de Jujuy- se
basan en el amiguismo político o relaciones de amistad o influencia política con
el poder de turno.
Sobre la base de lo expuesto estimamos que en nuestro país también deben
dictarse múltiples condenas injustas de personas inocentes y, por ello, es
probable que existan personas que aun siendo inocentes, hayan sido encontradas
culpables por nuestro sistema judicial.
Por otro lado, igual que en los Estados Unidos, entre nosotros el prejuicio,
el racismo y la injusticia, son una triste realidad. Si hiciéramos un paneo
exploratorio en las cárceles de nuestro país, comprobaríamos que la gran mayoría
de las personas que están detenidas son pobres, personas sin recursos,
"cabecitas negras"**, la mayoría
analfabetos con poca o casi ninguna instrucción.