Tal vez sea demasiado ambicioso, pero siempre he aborrecido
aquella frase de "lo óptimo es enemigo de lo bueno". Por eso no me he limitado a
dar unos consejos y recomendaciones a quienes ejerzan funciones directivas en la
Administración, sino que he intentado ir un poco más allá. Me he querido
plantear preguntas que me he formulado a lo largo de los años, o que he
escuchado de compañeros en la función pública, o incluso de los ciudadanos a los
que he tenido el gusto de atender.
Son preguntas sobre la empresa en la que trabajo, sobre mis
compañeros o sobre los "clientes". Tengo la sensación de que con esas preguntas,
y las reflexiones que sus respuestas suponen, la dirección de la Administración
resultará más eficiente, y por ello la propia Administración como ente
funcionará de un modo más adecuado a lo que desean/deseamos los ciudadanos. Todo
ello sin obviar que la Administración española es, por lo que yo he podido
comparar con otras que he conocido o por lecturas que he realizado, una de las
más avanzadas del mundo. Sin embargo, pecaría de conformista si, como integrante
de ella, no pretendiera mejorarla en su funcionamiento, y ese es sin duda el
objetivo último del manual que tienes entre las manos.
1.2 Concepto de Administración
No cabe duda de que en un libro que aspira a dar con algunas de
las claves necesarias para llevar a cabo una función directiva en la
Administración, es precisamente eso, el conocimiento del medio en que nos vamos
a mover, por donde habría que empezar.
Consultando el diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española encontramos la siguiente definición del concepto de Administración
Pública:
"Organización ordenada a la gestión de los servicios y a la
ejecución de las leyes en una esfera política determinada, con independencia del
poder legislativo y del poder judicial."