MÉDICO CIRUJANO
Permitidme, querido Doctor, dedicaros este estudio, en recuerdo de nuestras conversaciones sobre la obscura y trágica cuestión de la sugestión magnética, de la que, como sabéis, soy un ardiente apasionado, d pesar de los reproches que por ello me habéis dirigido en algunas ocasiones.
Sois menos ferviente o menos creyente que yo en estas materias, que encontráis peligrosas; pero yo no voy, después de todo, más que a contar lo que he visto, a animar lo que he estudiado. En la Salpétriére, fuera de la Salpétriére, en experiencias, en escritos y testimonios de los sabios que a estos estudios se han dedicado, he buscado la prueba de la sugestión magnética, que se presentará ante los tribunales cuando menos se piense, como el más complicado y obscuro de los problemas jurídicos. De mis recuerdos, de mis observaciones y reflexiones nací, en mí la idea de escribir este libro. Espero que llegará un día, como algunos aseguran, en que la humanidad podrá servirse de la sugestión hipnótica en lo relativo a terapéutica y moral, curando al cuerpo y modificando el estado del alma; mientras... también pienso que esta fuerza terrible, utilizable para el bien, puede acaso llegar d ser un arma para el mal y para el crimen: pero.... ¿qué hacer? Todo descubrimiento tiene sus peligros; todo progreso tiene dos filos, como algunos cuchillos, y la pólvora, que ha hecho derramar ¿anta sangre, fue acogida con júbilo por los hombres.
Aceptad, pues, mi querido Doctor, este -estudio médico - legal, como un problema sobre la criminalidad que me he puesto a mí mismo, y, sobre todo, como una prueba de mi sincero cariño.
Vuestro agradecido amigo.
J. C.
Viroflay 12 de junio de 1885.