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Otro género de símil se funda en la comparación de igual a igual de dos cosas solas, vg.: «A la manera que en la ciudad, si hay controversia de límites, como éstos pertenecen más bien a los campos que a la ciudad, no puedes nombrar un árbitro; así, si el agua de lluvia molesta en la ciudad, como esto pertenece más bien a los campos, tampoco se puede nombrar un árbitro dé la ciudad para este caso.» También se fundan en la semejanza los ejemplos. De estos usó mucho Craso en la causa de Curio, el cual había mandado en su testamento que si le nacía un hijo en el término, de diez meses, y moría antes de llegar a la mayor edad, el segundo heredero recogiese la herencia. Los ejemplos valieron mucho a Craso, y también suelen emplearlos los jurisconsultos en sus respuestas. También hacen fuerza los ejemplos fingidos, pero más en la oratoria que en el derecho. Si alguna vez los usais vosotros, es por ficción legal, vg.: «Supon que alguno enagenó lo que no podía enagenar, ¿por ventura el que lo recibió, adquirió la propiedad, ni el donador contrajo ninguna obligación?» En este género es lícito a los oradores y filósofos hacer hablar las cosas inanimadas, evocar de sus sepulcros a los muertos, y decir cosas absolutamente imposibles, sólo para ensalzar o deprimir un objeto, lo cual se llama Hipérbole. Pero este es campo propio de ellos. De los lugares antedichos, pueden tomarse argumentos, así en las cuestiones grandes, como en las pequeñas. A la semejanza sigue la diferencia, que es en todo contraria, vg.: Aunque puedes pagar a una mujer lo que la debes sin que intervenga el tutor, no puedes pagar del mismo modo lo que debas a una pupila o a un pupilo. » Viene luego la contrariedad, cuyos géneros son muchos. Hay cosas contrarias que difieren en todo, como la sabiduría y la necedad, la tardanza y la celebridad, y no la celeridad y la debilidad. Con este género de proposiciones contrarias se argumenta del modo siguiente: Si huimos de la ignorancia, hemos de buscar la sabiduría; si huimos de la malicia, hemos de procurar la bondad. Este linaje de contrarios se llaman adversos. Hay otro género de contrarios que en latín llamamos privativos y en griego zterhtica. La preposición in priva a la palabra de la fuerza que tendrían si el in no estuviera antepuesto, v.g., dignidad, indignidad, humanidad, inhumanidad, etc. Este argumento se trata lo mismo que los anteriores.Hay otra manera de contrarios por comparación, vg., doble, simple; mucho, poco; largo, breve; mayor, menor. También son de mucha fuerza los contrarios negativos, que los Griegos llaman apojatica, vg.: si esto es, estotro no es. ¿Para qué se necesita ejemplo? Sólo se ha de advertir que en la invención de los argumentos no se han de elegir siempre contrarios del mismo género.De adjuntos puse un ejemplo antes: el de las consecuencias que se seguirían si por edicto del Pretor se diese posesión de la herencia conforme a las tablas de alguno que no tuviera derecho a hacer testamento. Este argumento vale más en las causas conjetúrales, donde se pregunta que es, o qué es lo que aconteció o ha de acontecer, o qué puede hacerse. Han de considerarse los antecedentes, las circunstancias del hecho y los consiguientes. Esto nada tiene que ver con el derecho: id a Ciceron,» decía nuestro Galo, cuando se disputaba ante él de alguna cuestión de hecho. Permite, sin embargo, que no omita yo ninguna de las partes del artificio comenzado, no sea que escribiendo tan sólo lo que te interesa, parezca que mi cariño hacia ti es excesivo. Este argumento (digo) es en su mayor parte oratorio; no le usan los jurisconsultos, ni aun los filósofos.
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Tópicos a Cayo Trebacio
de Marco Tulio Cicerón
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