Un silencio abismal se apoderó de la habitación, se podía ver
reflejado en las caras atónitas de los demás integrantes de este particular
grupo. Golf rompió el silencio:
-Pero Termo, sabés que una de las reglas del grupo es no
comprometerse con los casos, son el camino mas factible de que todo se venga
abajo. además, no veo que relación puede haber entre vos y este pelanfustán
pocas aguas cabizbajo que no podría ganar al "Mario Tennis" ni con el mono con
estrella.
-No te confundas, que su aspecto bufonesco no te engañe. Esta
bien que no esta ni para el premio Nóbel de pegar papel glasé con Topolino, pero
no es exactamente con él mi relación a la que hago alusión, sino con alguien
cercano a él, alguien que lo utiliza a él como herramienta, pero que aún así,
sin que él influya en nada, él lo es todo.
-La verdad que no entiendo -opinó Irmabos comiendo un súper
pancho americano-, estoy confundida. ¿Por qué empezamos hablando de él si no es
el principal del caso?
Como si nadie supiera de su existencia, el cuarto personaje,
aquel que vestía oscuro, como los demás, al que no se le veía el rostro, ni
siquiera su color de cabello, tosió. El más silencioso, el que no hablaba,
seguía siendo un misterio. Pero eso sí, escuchaba absolutamente todas las
palabras, se le veía como si estuviese armando un rompecabezas con su
mente.
Todos volvieron la vista sobre él, quien sólo bajo la cabeza
y no emitió palabra. Termo observó nuevamente a Irmabos y
dijo:
-Es un interrogante que forma parte y que une muchos otros.
No tengo la justa respuesta, pero confío en que la encontraremos. Nos quedaremos
toda esta noche si es preciso.
Las caras de todos se relajaron, se echaron contra los
respaldos de las sillas, salvo Irmabos quien, aparentemente, ya tenía casi listo
su roast-beef en el asador que apareció casi de forma
mágica junto a ella.