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La oscuridad lo precedía, hombre alto cubierto por
sombras que caminaba a paso firme, ropaje sombrío, calle angosta, casas flacas,
la luna era la linterna en una noche densa cargada de misterio.
Repentinamente se detuvo frente a un portón, observó su reloj
y entró sin avisar. Atravesó un pasillo alumbrado por una vela puesta hace
alrededor de dos horas, casi consumida. Alguien lo esperaba.
Finalmente entró en una habitación, en ella se encontró con
una mesa redonda rodeada por tres personas alumbrada por una lámpara de velas
colgada del techo.
Estas cuatro personas iguales en actitudes y apariencias no
dijeron nada, reinó el silencio por segundos que parecieron horas. El ambiente
era tranquilo, pero había cierta densidad en el aire que demostraba que se
estaba tejiendo un plan. Sus caras no se veían de forma total, pero se apreciaba
por sus miradas que la concentración los dominaba a cada uno por igual. Sus
miradas eran cómplices, se cruzaban entre sí como comunicándose, acrecentando el
misterio que por si misma expandía la situación.
Sin que nadie lo notara, el último personaje en entrar sacó
de su gabardina tres fotos, sus manos eran largas, flacas y al parecer se comía
las uñas. Estas fotos mostraban la fisonomía incorrecta de una persona de
estatura media, de pelo castaño y barba realmente indescriptible tanto como
despreciable.
Arrojó las fotografías sobre la mesa, cada uno tomó una,
excepto el que las sacó, quien solo cruzó los dedos y se dedicó a observar a los
demás. Antes de que nadie expresara nada rompió el silencio dando una
descripción entera de la persona:
-Hugr (haciendo una mueca como de tic nervioso). edad
desconocida, por la información recavada por quienes lo conocen se puede
concluir que es un bolas tristes (en sentido figurativo) importante, trabaja de
diez y media a diecisiete y media en un lugar de experimentos, quizá como objeto
sujeto a pruebas, en Córdoba Capital, nueve y cuarto toma el colectivo en el
centro y se baja en la parada correspondiente una hora mas
tarde.