Eran ya las dieciocho, ordenó al conductor
del taxi, que lo llevara a la Av.Marceau. En el trayecto, se puso a pensar en el
asunto de las revelaciones que le hiciera John Gellian, su mente ya más calmada,
rememoró todos los temas sobre los que habían conversado, hasta que Gellian lo
dejara frente al departamento de sus tías, entonces, recordando se preguntó.
"¿Cual sería la sorpresa que tendría Raquel, para él?".
-"No seas impaciente sobrinito". -Oyó la voz de ella dentro de su
cabeza. "¡No puede ser! Raquel también es uno de ello". -"Corrección, di uno de
nosotros sobrino".-"Ahora veo cual era la sorpresa" -pensó Daniel.
Sin darse cuenta, estaba haciendo uso de su recién conocida
facultad telepática.
-"La verdad, es que la auténtica sorpresa, está en que nosotros
dos somos la clásica excepción que rompe la regla, nunca se había dado el caso
de telépatas unidos por parentesco tan cercano" -Dijo Raquel, también en forma
telepática. "Imagínate lo que pasaría si este caso, se empieza a generalizar;
pero me han dicho que no hay peligro, que esa rareza vuelva a repetirse con
frecuencia, son cosas del puro azar".
El taxi llegó, Daniel descendió y vio que Raquel le esperaba en la
puerta del edificio.
-Ven, caminemos un poco, la tarde está preciosa, dijo ella y lo
tomó del brazo para caminar.
-¿Desde cuando sabes que eres telépata?
-Hace unos cinco años, -respondió ella-, las mujeres nos
desarrollamos antes que los hombres y también nos "despiertan" algo antes.
Cuando tú cumpliste los treinta, para mí, sí fue una agradable sorpresa el
enterarme que tú, al igual que yo, también eras un telépata.
-¿Y en tus años de. Activa, alguna vez hablaste con alguno de
Ellos.
-No, específicamente hablar no, pero en una ocasión en que estaba
algo desvelada, vi a un rubio muy pintón, le pregunté su nombre y me contestó
con una simpática sonrisa: "Concretémonos a lo nuestro".
Sin darse cuenta, habían llegado al entronque de Bv.Wilson con Av.
Marceau, a una cuadra del Sena.