-Entonces, tenemos las milanesas para comer.
-Sí, ahora voy a bajar a prepararlas, en más o menos una hora,
van a estar listas ¿Querés que te prepare un sándwich?
-Bueno, me termino de cambiar y bajo a buscarlo.
Cuando bajé y abrí la puerta de la cocina, la miré super sexy,
vestida con una musculosa blanca y una minifalda turquesa, que le marcaban unas
curvas seductoras; la levanté, agarrándola de la cintura y comenzamos a
besarnos; al mismo tiempo nos desvestíamos, y movíamos algunos utensilios de
cocina que estaban sobre la mesa. Nuevamente, la pasión encendió las llamas del
fuego entre los dos. La televisión estaba prendida, aunque ninguno de los dos le
prestaba atención y, casi se quemaron las milanesas que tuvimos que sacar de la
hornalla, en un movimiento apurado.
Más tarde, volví a la habitación, con un tostado y una cerveza
bien helada, a ver las noticias, mientras Sofía terminaba de preparar la cena.
Al rato, cuando ya me estaba por quedar dormido, oí un grito:
-¡La comida está servida!
El olor que subía hizo que me levantara; bajé al living, donde
encontré la mesa preparada para la cena con dos individúales, y una vela en el
medio. Me pareció una escena muy romántica, como sacada de la Dolce Vita; había
dos copas, una botella de vino tinto, una gran ensaladera con ensalada mixta, y
en el ambiente sonaba, Catch a Fire, de Bob Marley.
-Mi amor, la comida está deliciosa. ¿Querés que te sirva un
poco de vino? -dije.
-Sí, gracias.
-Brindemos...
-Por esta exquisita cena.
Se oyó el ruido de las copas chocar y después de un corto
silencio, mirándonos a los ojos, Sofía me dijo: