-Después seguimos hablando.
-Ok.
-Hola. ¿Cómo andan? Pasen por favor.
Sofía abrió la puerta a los amigos, cambiando su cara de
sorpresa, con una sonrisa...
-Hola. ¿Qué tal? Trajimos unas cervezas y el vídeo que filmamos
el otro día en la playa.
-Bueno, vamos a verlo.
Un disco de Rush, sonaba de fondo, cervezas en lata bien frías,
y un poco de buena hierba para fumar. Armé otro porro para los invitados,
mientras Sofía ponía el vídeo. Nos sentamos todos juntos en el sillón del living
a verlo. La película duro un rato y nos divertíamos, mientras nos veíamos hacer
estupideces delante de la cámara. Más tarde, la pareja de amigos se despidieron
y nos fuimos a descansar.
Sofía y yo, nos quedamos hablando de lo que habíamos vivido
juntos. Ella me aseguró, que no me guardaría rencores y me seguiría queriendo a
la distancia, aunque las cosas nunca volverían a ser iguales. Al otro día, nos
levantamos temprano, desayunamos y luego, nos dirigimos a la playa a ver el
oleaje. En el camino, me preguntó, acerca de la misión que debía cumplir.
Ella estaba muy triste y ya no sabía que decirme. Sus ojos se
veían humedecidos, como queriendo llorar, y yo también me sentía mal, pero no lo
demostraba. Y, aunque respetaba mi decisión, de ninguna manera podía viajar
conmigo, ya que no quería abandonar sus estudios de arte y su trabajo, de un día
para el otro.
Cuando llegamos a la costa chequeamos el surf, pero las
condiciones no eran buenas. Decidí, entonces contarle, con detalle todo lo que
había vivido, en mi viaje astral al futuro.
Con el sol naciente de fondo, entre las nubes del horizonte, le
dije: