Por último, confundiéndose con el brillo de las estrellas, a mitad
de camino entre Barranquilla y la Luna y dejándome en problemas, desapareció
diciendo:
«Uds., mis elegidos, - reconocidos también como
semitas - "serán el pueblo más escalofriante de toda la historia; los únicos que
puestos ante la alternativa de no ser, preferirán, con una determinación
conmovedora, ser a cualquier precio; y antisemita será uno de los
nombres de los fracasados."»
Fue lo último que se le oyó decir y aunque se le sigue sintiendo
nadie, nunca más ha vuelto a verlo.
Algunos siglos después el Cristianismo no iba a estar preparado
para semejante proyecto. "Es la resistencia obstinada a toda prerrogativa
individual, a todo derecho de preferencia;
es el instinto colectivo contra la selección, contra el
privilegio de cualquier genero; esa seudo humanidad fervorosa quiere, precisamente, lograr que nadie
sea sacrificado. Es un
impedimento a la selección, y Jesús y sus discípulos eran gente de muy buen corazón pero eran
malos economistas."