Introducción
"Emigrante
No creas que esta será tu tierra,
aquí serás siempre un
emigrante
aún para quien te extiende la mano,
en fraterno gesto de
amistad.
Desde tierras exóticas,
desde un mundo distinto
donde dejaste
parte de tu corazón,
arrastras el nombre universal: emigrante.
Cruzamos fronteras, buscando apenas algo
a cambio de mucho más, ahora
aquí,
ahora nosotros, hijos de la América abierta
en canales de
desesperanza,
Tan solo una palabra: emigrante.
Dolorosos apodo, ayer, hoy, negación
de patria,
extrañas, diferentes costumbres,
un mate, un lamento
andino
Tan solo una palabra: emigrante."
(Graciela Vera, periodista emigrada a España).
Para bien o para mal nos ha tocado nacer en un país que casi nadie conoce en
el cual parte de su historia se escribió con sangre. De ser esa mítica "Suiza de
América" pasamos a ser simplemente ese pequeño rincón del Cono Sur de América
más conocido por ser un punto en la ruta de los narcotraficantes o del lavado
internacional del dinero que por la cualidad de quines aquí nacen o se crían.
Nos creíamos los campeones de las libertades hasta que en 1973 un golpe de
estado nos hizo ver que aquí también se podían cometer todo tipo de abusos y de
violaciones de los derechos fundamentales como la vida y a no sufrir tortura.
Nos despertamos de la pesadilla, de la cual muchos compatriotas habían huido
hacia lugares en los cuales su dignidad humana no fuera atropellada, casi doce
años después con muchas esperanzas y nuevas ilusiones. Queríamos creer que
nuestro paisito podría resurgir como el ave fénix, pero una vez más la realidad
nos superó enseñándonos que aquella "Suiza de América" fue tan solo una ilusión
y que formamos parte de esa América condenada a la dependencia que ha llevado a
muchos a buscar fuera lo que no logran en su propia tierra.