https://www.elaleph.com Vista previa del libro "La señorita de Serzac" de J. de la Brete (página 5) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Jueves 01 de mayo de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7  8  9  10  11  12  13  14  15 
 

La joven se inclinó sin contestar palabra, y el pequeño y regordete director se dijo, para sus adentros, que no siempre la amabilidad era compatible con el talento.

-Acabo de decir a la señora de Serzac que nos vemos obligados a aplazar por algunos días la fecha del concierto, y espero, señorita, que no se sentirá usted contrariada por eso.

-¡Oh! aprovecharemos esos días recorriendo la costa, y en hacer una visita a nuestros primos, los Rilli -respondió negligentemente la Baronesa. -¡Tal vez los conocerá usted!

-Todo el mundo los conoce, señora; su nombra es uno de los más antiguos de este pueblo -replicó el señor Lafí con un tinte de respeto.

Satisfecha de haberse colocado previamente a tal altura en la consideración del director de orquesta, la señora de Serzac pasó a discutir la cuestión del precio. Era este un asunto tan penoso para Alicia, que, en aquel momento se alejó calladamente, y asomándose a la ventana, púsose a mirar al patio del hotel.

Una sirvienta de rostro lozano se había instalado cerca de un vetusto pozo de ancho brocal y de gran rondana ferruginosa, dedicándose a limpiar la batería de cocina que fregaba y bruñía con todas sus ganas. De cuando en cuando, retrocedía un paso para juzgar mejor los efectos de su tarea, y con el brazo tendido sobre el utensilio colocado sobre el borde del brocal, reía de contenta al contemplar su obra.

Un momento después llamó a un peón de la cuadra, para hacerlo admirar el brillo de sus tachos, que lucían aún a pesar del crepúsculo cuya sombra se iba haciendo densa.

-¡Caramba! ¡ya lo creo que están lindos! -parecía decir el peón.

 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7  8  9  10  11  12  13  14  15 
 
 
Consiga La señorita de Serzac de J. de la Brete en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
La señorita de Serzac de J. de la Brete   La señorita de Serzac
de J. de la Brete

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com