Por las actitudes de Leiva y los rígidos visajes del gigante,
Cardoso cree que la situación de convidado y convidadores no es clara, y
pregunta:
-Si el degüello va por la nuca y no hay serrucho... se estropea
todo, ¿no?
Y la pirámide punzó vuelve a aclarar:
-Mire, la cosa jode cuando no hay serrucho, porque hay que
golpear duro con el anchor del cuchillo, hachar fiero y agarrar al
condenado...
-¿No están atados...? -es la estúpida pregunta.
-Atados y engrillados hay que agarrarlos para que no ensucien
con sangre por arriba y mierda por abajo cuando el fierro se les atora entre el
espinazo y el garguero. -Piensa, se chupa largamente los bigotes reglamentarios
y agrega a manera de disculpa-: A mí nunca me gustó degollar por la nuca... ni
con serrucho.
Leandro Alem alarga la última explicación sin abandonar su
expresión de asco:
-Lo de darle al cogote con serrucho a mí siempre me pareció muy
salvaje... aunque los unitarios merecen eso y mucho más. Yo he visto degollar
con serrucho... y puedo decir que corta, claro que corta, pero tarda, y cuando
entra, tira al suelo los pedazos de carne y el condenado da más corcovos que una
potranca,... ¡pero cortar, corta! ¡Dígamelo a mí!