-Así se hará...
Cuitiño explica lentamente, como para ser entendido sin
necesidad de repetir:
-De boca de nuestro jefe y Restaurador, he sabido que los
unitarios están conspirando. ¿Y sabe dónde?
-¡Dígame!
-Volvieron a la Iglesia... Así es, amigo; están conspirando con
algunos curas que debemos desenmascarar, apresar y castigar, se llamen como se
llamen y tengan la importancia que tengan.
-¿Todavía quedan unitarios con ganas de dar la cara? -No dan la
cara; conspiran... chusmean y joden desde el púlpito... Hay algunos que trabajan
desde el mismo confesionario, vea usted, amigo nada menos que desde el
confesionario.
-¿Y cómo? Si todo está a la vista y nuestra gente lo puede
controlar sin dificultad...
-Las mujeres están dejando de llevar la divisa punzó, así que a
la salida de misa tendrá que volver a hacer pegar en la cabeza de esas locas el
moño federal, y con brea bien caliente... para que no lo olviden. Vea usted como
estará de envalentonada esa canalla unitaria, que se atrevieron a ofender en
forma gravísima a las distinguidas damas de nuestra sociedad que arrastraron el
carro con el retrato del Restaurador, arrojando lienzos de pasto en los zaguanes
de las casas de esas beneméritas mujeres... Y ahí no termina la cosa: observe
usted (y esto me lo dijo el Restaurador en persona, y al respecto ya hay una
nota en la policía) que algunos unitarios se hacen almidonar la ropa con agua de
añil, ese da cuenta lo que buscan estos salvajes? Así se muestran con ropas
tirando a celeste claro, ofendiendo nuestros colores, y lo peor es que esta moda
está siendo adoptada por paisanos inocentes... Y lo más grave es que algunos
curas se están haciendo los tontos cuando se trata de poner en los altares el
retrato del Ilustre Restaurador... ¿Se da cuenta, amigo? Es una ofensa. Y estos
asquerosos siempre pasan de la ofensa al ataque.