-Pero mi experiencia y mi sufrimiento, como expliqué
antes, fue infinitamente inferior a la de millones de cubanos que vivieron
dentro de la isla; bueno, más que vivir diría que observaban cadenciosamente
cómo pasaba la vida, sin poder realizarse, como cualquier
humano.
Un silencio total reinaba en la sala, era ya la hora
del cambio de clase pero nadie se movía de su asiento. El docente cortó en seco
su
exposición.
-De todas formas. ¿en qué te basas para catalogar de
modélica a la Cuba de
Fidel?
-Por ejemplo, en el sistema sanitario -contestó el
alumno con la cara
afilada.
-Yo no lo aseguraría. La medicina, efectivamente, ha
sido gratis, pero Fidel se ha gastado fortunas en vender a otros países las
bondades de la salud pública, mientras en los dispensarios no había medicinas.
Casualmente, conocí una doctora que ejercía en La Habana, me explicaba cómo el
botiquín estaba vacío, no había ni vendas. ¡Eso no es un sistema sanitario que
funcione! ¡Y no me diga que era culpa del famoso bloqueo, por que medicinas sí
que podían entrar en el
país!
-También he oído que en Cuba sí que se hicieron
algunas elecciones durante el gobierno de Fidel -volvió a rebatir el alumno,
dispuesto a hacer una encarnizada defensa de la
Revolución.
-Efectivamente había elecciones cada cinco años y
votaba casi el cien por cien de la población, pero sólo tenían parangón con las
que hacía Franco en España. Te explicaré cómo eran: sólo había una papeleta de
voto con los mismos candidatos que escaños, en la papeleta había un círculo, se
marcaba y así se votaba a toda la lista ¡Claro, siempre ganaban los candidatos!,
los CDR, una organización popular estatal, controlaban quién votaba y quién
no lo hacía. Después los elegidos en la Asamblea Nacional del Poder Popular
con el cien por cien de votos entronizaban a Fidel que era Comandante en Jefe de
las Fuerzas Armadas, Primer Secretario del Partido Comunista, Presidente del
Consejo de Estado y Presidente del Consejo de Ministros ¡Amigo mío, eso no eran
elecciones..., eso era un
pucherazo!