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Podía también el bandolero del espacio envolvernos en su opulenta cola de tertulia. Los cometas debían usar vestido alto. Por desgracia, sus grandes colas áureas, eterna desesperación de las actrices, tienen a las veces treinta y hasta ochenta millones de leguas. Si la extremidad de una de esas colas gigantescas penetrase en nuestra atmósfera, cargadas como están de hidrógeno y carbono, la vida sería imposible en el planeta. Sentiríamos primero una torpeza imponderable, como si acabáramos de almorzar en el restaurante de Recamier, y luego, gracias al decrecimiento del ázoe, un regocijo inmenso y una terrible excitación nerviosa, provocada por la rápida combustión de la sangre en los pulmones y por su rápida circulación en las arterias. ¡Todos nos moriríamos riendo a carcajadas! Servín abrazaría a Joaquín Moreno, y García de la Cadena, al general Aréchiga.

Pero, ¿quién piensa en ese horrible fin del mundo, oh vida mía?

El olor de rosas dura poco y el champagne se evapora en impalpables átomos, si le dejamos, olvidadizos, en la copa. Nuestro cariño vuela adonde van las notas que se pierden, gimiendo, en el espacio. Mañana tú tendrás canas y yo, arrugas. En tus rodillas saltarán contentos tus chicuelos. Descuida: tenemos tiempo para amarnos porque el amor dura muy poco. Cierra de noche tus balcones para que no entre muy temprano la luz impertinente de la aurora, y procura que duerma tu previsión, para que no adivines los desengaños y las decepciones que nos trae el porvenir. El mundo está viejo, pero nosotros somos jóvenes. Cuando estés en un baile, no pienses nunca en la diana del alba ni en el frío de la salida, porque tus hombros desnudos se estremecerán, como sintiendo el áspero contacto de un cierzo de diciembre, y sentirás subir a tu garganta el bostezo imprudente del fastidio. La esperma brilla, y hay mucha luz en los espejos, en los diamantes y en los ojos. La música retoza en el espacio, y el vals, como la ola azul de un río alemán, arrastra las parejas estrechamente unidas coma los cuerpos de Yaolo y Francesca.

 
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Los amores del cometa de Manuel Gutiérrez Najera   Los amores del cometa
de Manuel Gutiérrez Najera

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