¿Dónde se encuentra? Todo brilla, todo irradia, y
hay muñecos en derredor; pero no, muñecos no, varoncitos y
mujercitas, sólo que resplandecen mucho. Todos giran a su alrededor,
revolotean, le besan, le toman, le llevan, y él mismo tiende el vuelo. Y
ve a su madrecita que le mira y le sonríe con alegría.
-¡Mamita, mamita! ¡ah! qué lindo es
aquí, -le grita el pequeñuelo. Y de nuevo abraza a los
niños y quisiera contarles también la historia de las
muñecas que vio detrás del vidrio. ¿Quiénes sois,
chiquillas? -pregunta riéndose y amándolas.
Es el árbol de nochebuena del Niño
Jesús.
En casa de Jesús, para aquel día, hay siempre un
árbol de Navidad para los niñitos que no tienen árbol
propio.
Y supo que todos aquellos varoncitos y mujercitas eran
niños como él, unos muertos de frío en las canastas en que
los habían abandonado a la puerta de las casas de los funcionarios de San
Petersburgo, los otros muertos en casa del ama de cría, en las isbas sin
aire de los Tehaukhnas, algunos muertos de hambre en el seno agotado de sus
madres, durante la calamitosa carestía, otros envenenados por la
infección de los vagones de tercera clase. Todos están
allí, todos son angelitos, todos se encuentran en casa de Jesús, y
El mismo entre todos, extendiendo las manos sobre ellos,
bendiciéndoles, a ellos y a sus pecadoras madres.