El "Corta-agua" puso proa hacia
la orilla derecha cuando sobre la margen izquierda comenzaba a hacerse claramente visible la desembocadura del Tarumá-assá. Es este un riacho, a orillas de cuyo curso superior habitan indios salvajes. Pasamos junto a la isla Carnaleao situada en medio del río Negro, en parte bajo agua aún, ya que el río no había descendido sino 90 cm de su mayor marca. De la vegetación selvática que la cubre, consistente principalmente en lauríneas salió un mutum, ave rojiza de la familia de los hocos.
La margen derecha del río, así como la izquierda aparecen salpicadas de palmeras maja entre árboles de fronda. La terra alta se yergue en formas pintorescas.
En medio del bosque divisamos una solitaria
choza de palmas, luego las dos pequeñas casas de manipostería de un sitio y por último, no lejos de allí una bacaba, la choza de un indio venezolano de la tribu de los Manahá. Pasamos entonces por el tramo más estrecho del río Negro inferior llamado Tatucuara. Más allá de este lugar vino a nuestro encuentro un igarité (canoa de remos y vela) tripulado por dos hombres y en la orilla izquierda oculta entre los árboles descubiertos una choza de tapuio. A las cinco, divisamos otra vivienda india. Decidimos no pernoctar en ella, sino aprovechar razonablemente la claridad diurna y seguir aguas arriba por espacio de una hora y media más, hasta el próximo albergue.