-¿Y tendrás de veras el valor suficiente para salir al mundo exterior conmigo? ¿Has pensado lo grande que es el mundo, y que no volveremos jamás a nuestro rincón?
-Sí que lo he pensado.
Al ver el deshollinador que ella estaba enteramente resuelta, dijo:
-Mi plan es meternos en el hogar de la chimenea y subir por el tubo, contando con que tú tendrás valor para ello. Dentro del tubo de la chimenea yo sabré muy bien cómo conducirme. Pronto estaremos demasiado altos para que nadie pueda alcanzarnos, y saldremos por el agujero de arriba al mundo exterior.
Y la condujo hasta la portezuela de la chimenea.
-Está muy oscuro esto -dijo ella. Pero entró con él, pasó por sobre el hogar y se introdujo en el tubo, negro como un profundo pozo.
-Ya estamos en la chimenea -dijo el deshollinador-. ¡Y mira! ¡Hay una hermosa estrella brillando arriba!