En el cintura de América latina
no se percibía, durante la administración de James Carter en los Estados Unidos,
un asomo de riesgo para el futuro que se intentaba construir con las luchas
populares; en la parte norte de Suramérica habían expresiones de recrudecimiento
represivo, la Doctrina de Seguridad Nacional, la participación de grupos
castrenses en espacios civiles, la incursión de asesores norteamericanos en la
Guerra de Baja Intensidad (GBI), las persecuciones de líderes campesinos e
estudiantiles era la constante de una ecuación algebraica en la política de
Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. Bolivia seguía hostigada por las botas
militares al igual que el Cono Sur.
En
Estados Unidos las reuniones, los "lobbystas", apresuraban las decisiones con la
intención de aglutinar agentes alrededor de la idea de un nuevo orden mundial,
al mayor número de personajes representativos de universidades prestigiadas, empresarios,
publicistas, propietarios de medios de comunicación y funcionarios de gobierno,
para cerrar pinzas y lanzar el plan de recuperación del sistema capitalista con
la garantía de globalizar el dominio a través de coordenadas distintas a las que
estaban vigentes.
La Nueva Derecha pretendía un
dominio distinto pero absoluto, viéndose exigidas en sus filas en lo
concerniente a precisar el ataque y armonizar las decisiones para dar el golpe
mortal a tres ejes: Al bloque socialista,
al Estado y las representaciones gremiales.
Entre 1973 a 1979 constituyeron
la Comisión Trilateral que los países potencias configuraron con la firme
convicción de cerrar filas y cimentar lo que posteriormente sería el modelo
neoliberal; se establecieron alianzas estratégicas entre grupos financieros y
monopolistas de los medios de comunicación con el objeto de darle un giro
distinto a la información e incursionaran en el campo de la política; los
empresarios penetraron a los partidos políticos y decidieron imprimirle un giro
novedoso al Estado, lo despojaron de su carácter social y lo convirtieron en el
ente administrativo facilitador de leyes para los inversores y agentes
privatizadores. Los activos públicos pasaron a la mesa de subasta y los cotos
donde los empresarios no encontraban posibilidad de lucro, los habilitaron como
fuente de nuevos y jugosos negocios, esto sucedió en la educación, hospitales,
cárceles, servicios y seguridad pública y pensiones de
retiro.
Desmontaje total del antiguo
Estado hasta desaparecerlo y dejar lo poco del ente público desprovisto de su
esencia social y conciliador de clases. Esto se logró mediante campaña mediática
de desprestigio de lo público, lo Estatal, popular, comunitario, gremial y
barrial. El reinado del individuo había llegado, la competencia, el consumo, el
placer, el autoempleo, el emprendurismo y auto aprendizaje remplazaba a lo
comunitario que llegaba al ocaso y era traba insuperable para alcanzar el
éxito.